La inclusión de Albert Acevedo fue clave en el desarrollo del partido.
AP
QUITO.- Sorpresa causó en la última práctica de la U antes del duelo ante Liga que el técnico azul, Jorge Sampaoli, hiciera entrenar entre los titulares a Albert Acevedo. El ex O’Higgins de Rancagua no aparecía en ninguna de las tentativas formaciones del elenco laico para enfrentar a los ecuatorianos, pero a 24 horas del duelo, el adiestrador argentino le pasó camiseta de estelar.
Lo preparó para una misión especial. Lo juntó con los otros defensas y trabajó pelota detenida, balones aéreos y marca en la zona de volantes.
El DT universitario tenía bien estudiado a Liga y sabía que una de las formas de frenarlos era anulando a su creador, Ezequiel González. Y para eso ingresó Acevedo. Fue el arma secreta de último momento en la U. Y vaya que cumplió. Sacó del duelo a González y fue factor importante en la recuperación de balón en la mitad de la cancha.
Pero la jugada táctica de Sampaoli no llevaba como único objetivo sacar del partido a González. El que Acevedo estuviera en el terreno de juego le permitía soltarse más a Charles Aránguiz y Marcelo Díaz.
El último de estos tenía la labor de llegar cerca del área y disparar, aprovechando su buena pegada y la velocidad que agarra el balón en la altura.
Además, con la marca que le entregaba Acevedo en la zona de volantes, le permitía a Matías Rodríguez y Eugenio Mena pegarse bien a las bandas para frenar las subidas de Paul Ambrosi y Neicer Reasco.
Tan eficiente fue el trabajo de Acevedo y el dibujo de Sampaoli que Bauza en el segundo tiempo le pidió a González que ya no estuviera tan estático en el medio, sino que también se fuera a las orillas e incluso se juntara con Barcos en ofensiva.
Sampaoli planteó un duelo de hombre a hombre, donde en la mayoría de las veces ganaron los de la U. Los únicos que tenían más libertad para moverse eran los delanteros, aunque al momento de recuperar el balón debían salir a presionar la salida del rival.
Y Bauza lo sufrió. Trató de modificar su esquema a medio camino, pero ya era demasiado tarde. Con los cambios quiso desviar el armado de la escuadra chilena, pero no lo consiguió.
Sampaoli parecía haber aprendido la lección del año pasado cuando perdió la final del fútbol local ante Liga, dirigiendo a Emelec. Esta vez fue más audaz y ganó el partido también desde la banca.