El corredor espera bajar su tiempo de la última corrida y llegar a la meta en menos de seis horas.
El Mercurio de Valparaíso.SANTIAGO.- Domingo 3 de abril del 2011. Son pasadas las 14 horas. Las calles comienzan a despoblarse, después de haber vivido el Maratón de Santiago. El escenario instalado en la meta ya es desalojado. Todo parece terminar. De pronto, y para sorpresa de los organizadores, un longevo hombre aparece a trote lento frente a la llegada. El asombro es general. Después de seis horas llegaba el último competidor.
Esta escena la protagonizó Bruno Bernal, un oriundo de Valparaíso, al que en su ciudad lo llaman el "Forrest Gump" porteño. Tiene 82 años y será nuevamente el más longevo en correr el Maratón de Santiago, el próximo domingo desde que se instale en el lugar de partida de la Media Maratón (21K).
Sobre su próximo desafío, Bernal cuenta los días para viajar a la capital y colocarse su ropa de corredor, porque según afirma, este tipo de eventos lo hace con experiencia y con los objetivos claros: Bajar su marca y en esta versión llegar antes que se vayan todos.
"Este año quiero bajar mi registro, la última vez que competí llegué último en los 42K con más de seis horas, los organizadores habían apagado el reloj porque me demoré mucho, por lo tanto, no tuve un registro oficial y también estaban sacando todo, pero igual finalicé", asegura en tono alegre.
A pesar de su edad aún mantiene una memoria que cualquier persona quisiera. Así recuerda aquellos comienzos en la actividad en su querida región, en los cerros y pendientes de la ciudad porteña que han sido testigos del recorrido del deportista.
Según Bernal, desde 1964 a la fecha ha corrido más 90 mil kilómetros entre pruebas oficiales y entrenamiento, situación que lo pone orgulloso sobre todo por la edad que tiene y la vitalidad que dice sentir, "mucho más que un joven", asegura.
"Cuando comencé a correr lo hice porque un día me dije que tenía que buscar algún desafío grande, no encontraba ninguno, hasta que el atletismo me gustó, comencé corriendo de a poco en Lonquimay y desde ahí nunca más paré".
No es común ver a una persona de 82 años inscrito en la Media Maratón (21K), pero para este hombre la situación es más normal de lo que se parece. Para él, la edad no es un impedimento para hacer deporte, por lo que se declara un "viejo jovial".
"En la calle me gritan cosas de buena onda, por ejemplo me dicen que tengo como 100 años y todavía corro, que cuándo me voy a cansar", relata de forma animada.
Pero no es todo lo que le dicen sus fanáticos en Valparaíso, donde en más de alguna ocasión las personas lo han parado en la calle para pedirle autógrafos y sacarse una foto, porque según reconoce, "mi barba es llamativa".
"Una de las bromas más lindas que tengo, es cuando iba a correr a una cancha de fútbol acá en la ciudad y estaban jugando un partido, había harta gente y uno de ellos me apunta con el dedo y grita 'ahí esta el Forrest Gump' porque corro mucho, al igual que el actor de la película del mismo nombre. Yo atino a reírme, nunca me ha molestado".
Bruno ya toma confianza y continúa con las anécdotas en su extensa carrera como atleta. Está conciente que su aspecto físico llama la atención de las personas que le colocan apodos al verlo pasar. "La gente me dice 'abuelo vitamina' porque no me canso nunca, también me gritan 'tata' o uno de los que más me gusta es el de 'viejito pascuero' por mi barba", comentó.
El entrenamiento a los 82 años
En 1964 cuando comenzó a correr por las calles de Valparaíso, Bruno Bernal lo hizo con un suave trote, sin embargo, con el paso de los años, la intensidad la ha aumentado, llegando a entrenar en ciertas ocasiones hasta20 kilómetros.
La situación ahora no es tan distinta, asegura que a sus años, la rutina de entrenamiento consiste en salir día por medio a correr tres a cuatro kilómetros, y en ocasiones se atreve a hacer 17 por los cerros de Valparaíso. Su gran secreto dice que está en su estado civil: "Soltero".
Bruno Bernal dice que está listo y preparado para disputar el Medio Maratón (21K) y que aún le queda mucha energía para seguir corriendo hasta que las piernas y el cuerpo le resistan.