En la U se juramentaron extender los festejos como sea.
El Mercurio
SANTIAGO.- Semana crucial. Así podrían catalogarse los próximos siete días de Universidad de Chile. Y es que los azules deben jugar las revanchas de semifinales de Copa Libertadores y Torneo de Apertura, ante Boca Juniors y Colo Colo respectivamente, y en ambos podrían quedar eliminados, considerando los resultados en los duelos de ida.
Es cierto, la U de Jorge Sampaoli se ha caracterizado por revertir resultados adversos y hacer como propia y real la consigna de que "nada es imposible", pero a todas luces, los pleitos ante xeneizes y albos asoman como extremadamente complejos. Por la instancia donde se topan, por la significancia del rival y sobre todo por el desgaste de los principales valores del conjunto universitario.
Ante los trasandinos la tarea asoma titánica. El 2-0 que el cuadro de Julio César Falcioni les propinó en La Bombonera caló hondo en las huestes azules. Porque Rojas, Aránguiz, Díaz, Herrera y compañía se imaginaban otra cosa. Porque el plantel tenía la fuerte convicción de que el rival era el ideal para consagrarse como uno de los clubes más grandes del continente. Por presente y por títulos: el equipo quería ratificar que la obtención de la Copa Sudamericana no fue casualidad y que estaban listos para dar el gran salto.
Sin embargo, el cuadro de Juan Román Riquelme se encargó de aterrizar al bicampeón del fútbol chileno y le propinó una derrota merecida, que incluso pudo haber sido más abultada. La U jugó un partido opaco y muy lejos del nivel que ha exhibido últimamente.
Cuatro días más tarde, el "Chuncho" tenía la opotunidad de lavar sus heridas ante el archirrival, pero el Cacique aprovechó el frágil momento de los azules y lo derrotó este domingo en el Estadio Monumental. La U volvió a mostrar los ripios ofensivos que se le vieron en Argentina y, peor aún, comenzó a encender las alarmas sobre el real estado físico de sus jugadores.
El cansancio está haciendo mella en las figuras de la escuadra universitaria. Eugenio Mena, Charles Aránguiz, Marcelo Díaz y Matías Rodríguez se notan extenuados. José Rojas y Gustavo Lorenzetti se quedaron al margen por lesión y hay otros que han bajado su nivel, como Osvaldo González y el novel Ángelo Henríquez.
Por eso surge la duda sobre las decisiones que ha tomado el cuerpo técnico comandado por Sampaoli: ¿Debió guardar a los jugadores para algunos pleitos? Como por ejemplo la revancha ante Cobreloa, donde Díaz y Aránguiz, motores del esquema azul jugaron casi todo el cotejo ante los loínos, a pesar de 48 horas antes haber jugado con la selección chilena y que 72 horas después tenían el pleito ante los boquenses. En resumen, los volantes jugaron cerca de 260 minutos cada uno en cinco días.
Con todo eso a cuestas, la U comenzó este lunes su preparación a la semana más crucial en lo que va corrido de semestre. Parecida a los días de diciembre de 2011 donde tuvo que disputar las finales de Copa Sudamericana y también del Clausura de aquel año.
En ese sentido, el cuerpo técnico laico empieza a ver si es que Lorenzetti llega a los compromisos y a convencer al plantel de que revertir ambas llaves es posible. Los hombres a la cabeza del plantel dan el puntapié inicial a la semana donde el trabajo además debe apuntar a cómo controlar a Riquelme y las subidas de Mouche. Convencer de que el cansancio, a estas alturas, se debe olvidar.
Hoy, Sampaoli y sus escuderos deberán comenzar a armar el puzzle de cara al jueves 21 y el domingo 24, fechas que podrían quedar en la retina de los forofos universitarios por la consagración o finalmente, por quedar con las manos vacías. En la U saben que tienen mucho que perder, pero también que el premio podría ser mayor. Y más sabroso.
