PEYRAGUDES, Francia.- "Llevo mucho tiempo esperando esta victoria". Con esas palabras resumió el español Alejandro Valverde (Movistar) su emoción tras el triunfo conseguido este jueves en la decimoséptima etapa del Tour de Francia 2012, donde el británico Bradley Wiggins (Sky) dejó casi sentenciada la carrera gracias a que su escudero Christopher Froome no le atacó.
Valverde, que suma cuatro victorias de etapa en el Tour en su carrera, se escapó con un amplio número de corredores cuando quedaban más de 100 kilómetros para alcanzar la meta. Después de varios movimientos en la escapada del día, en la que participaron tres ciclistas del Movistar y tres del Euskaltel, Valverde se marchó a falta de 35 kilómetros para la meta y compartió cabeza de carrera con su compañero portugués Rui Costa.
El murciano, de 32 años, se quedó solo y coronó en solitario la cima del Port de Bales y ascendió el Peyragudes, un puerto de 15 kilómetros con un desnviel medio del 5,1 por ciento.
Finalmente, el grupo perseguidor estuvo a punto de atraparlo, pero el instinto ganador del corredor español salió a relucir en los últimos kilómetros y ganó la primera etapa en este Tour para el Movistar. A 19 segundos del ganador entraron Wiggins y Froome, a 22 segundo lo hizo el francés Thibaut Pinot y a 26 su compatriota Pierre Rolland.
En la clasificación general, Wiggins mantuvo una diferencia de 2:05 sobre Froome y 2:41 sobre Vincenzo Nibali. Más atrás están ubicados Jurgen Van den Broeck (5:53), Tejay Van Garderen (8:30), Cadel Evans (9:57) y Haimar Zubeldia (10:11).
"Llevo mucho tiempo esperando esta victoria. Es una victoria muy trabajada y finalmente se ha podido conseguir. Es una victoria muy buscada, ha llegado en una etapa muy dura y muy importante", afirmó el murciano del Movistar.
Valverde dedicó el triunfo a "todo el mundo que (le) ha estado apoyando, a (su) familia y niños" y también se acordó de Xavier Tondo, ciclista español que falleció la temporada pasada.
La transición hacia a París
El pelotón pone mañana rumbo al norte, con destino a París y dos paradas previas, la primera en Brive-la-Gaillarde al término de una etapa de transición, larga pero con poca dureza, que permitirá a los patrones de la general descansar tras el paso pirenaico y antes de la contrarreloj definitiva del sábado.
Tras la salida de Blagnac, a las afueras de Toulouse, la jornada tiene 222,5 kilómetros destinados, a priori, a una llegada masiva para que los esprinters se jueguen la victoria. Será su penúltima oportunidad antes de la tradicional llegada en los Campos Elíseos.