Los chilenos en el North Greenwich Arena de Londres apoyando a González.
Manuel Rojas, EmolLONDRES.- Tomás González sale a escena. Levanta los brazos, se concentra, mira su objetivo y desde lo alto se escucha por lo menos tres veces: "Vamos Tomás". Corre, salta, cae y los brazos arriba otra vez. Más gritos de "Vamos Tomás". El marcador luego indica: 16.433, actuación casi perfecta del chileno. Más gritos en el North Greenwich Arena.
Tomás camina por el costado, cambia de aparato y saluda para todos los rincones del gimnasio. En cada lugar un chileno le levantaba la mano. En algunos sectores se para, sonríe y marca con su palma estirada.
Ahora va por el suelo. Misma rutina y antes de comenzar su actuación se escucha un tibio "ceacheí". El deportista no se descoloca y centra su mirada. Vuelven los "vamos Tomás". El gimnasta no se inmuta.
Terminan sus movimientos. Cierra su jornada, baja, empuña su mano y otra vez los saludos a la tribuna. Estos son contestados con más gritos de chilenos. El nacional sonríe y con una mirada parece observarlos a todos y agradecerles por el apoyo.
Y es que el mejor gimnasta de la historia de este deporte en Chile sintió como nunca la voz de sus compatriotas alrededor suyo. Tras su actuación reconocería él mismo que "nunca había tenido tanto apoyo en su carrera".
Claro, en el lugar estaba su madre, pero no sólo ella, había más chilenos que lograron hacerse de una entrada para presenciar la ronda clasificatoria de la disciplina. Otros se quedaron afuera o alcanzaron tickets, pero sólo para la primera o última serie del día, no la de Tomás.
"Llegamos temprano, porque pensamos que Tomás competía en la mañana y nunca salió, nos quedamos con las ganas", reconocía Pablo Álvarez.
Giancarlo Marinello y Karin Schenke esperaron hasta última hora afuera del gimnasio para poder entrar, pero no lo consiguieron, lo mismo para un puñado de estudiantes que compraron entradas, pero para la tercera serie, la que vino después de la participación de González, aunque ellos sí tuvieron un pequeño regalito: Levantaron las banderas y aplaudieron cuando la pantalla mostró los resultados definitivos y al chileno clasificado para las finales de salto y suelo.
Partieron de inmediato a preguntar cómo podían adquirir entradas para domingo y lunes. "Está difícil", les dijeron en la organización. Pero como buenos chilenos aseguraron que igual llegarían.
Y es que si González dijo que el apoyo del público había sido fundamental para su actuación de este sábado, en la final deberá ser más, es una medalla la que está en juego.