SANTIAGO.- Lejos de los flashes y las luces que persiguen a jugadores como Alexis Sánchez y Arturo Vidal, convive un grupo de jugadores que día a día se esfuerzan por salir de la situación de calle a través del fútbol. Es la "otra" selección chilena. La "otra" "Roja", que hoy está ad portas de disputar el mundial de la disciplina que comienza este sábado en México. Silenciosa y perseverante. Aquí su historia.
El programa Fútbol Calle es un proyecto iniciado a fines de 2007 por Acción Total, con un marcado acento social al reinsertar a través del fútbol a jóvenes en situación de vulnerabilidad y que bajo el lema "Un balón, una oportunidad.." está presente en más de 20 comunas, como San Bernardo, La Pintana y Recoleta en Santiago, además de ciudades como Talca, Temuco y Puerto Montt en Regiones.
Desde esos talleres es donde se captan a los mejores jugadores que finalmente componen las selecciones chilenas. A través de los partidos de 7 minutos por lado de Copas Chiles y las Copas Talleres, que se juegan en canchas de 22 x 16 metros, los entrenadores han seleccionado a quienes hoy representan a Chile. ¿Una curiosidad? Como es un torneo de inclusión, se espera que cada jugador tenga la posibilidad de jugar una cantidad de tiempo razonable (el equipo se compone con un arquero y tres hombres de campo). Si los equipos no se encuentran dando la oportunidad a sus jugadores, podrían incluso ser penalizados.
"La verdad es que el programa cambió mi vida", señala de entrada Germán Rubilar, seleccionado nacional que comenzó en el taller de Santiago Centro y agrega que "salí de la situación de calle en que vivía, tengo trabajo, una moto, un hijo… Pasé por momentos difíciles. Me da una enseñanza de vida; que todo se puede. Hay que ser perseverante y siempre mirar hacia adelante y este viaje (el Mundial) es un premio al esfuerzo".
Bárbara Torres, jugadora de 18 años de la selección femenina que también está en tierras aztecas coincide: "No cambian mis perspectivas de vida, pero sí me confirma que luchando por lo que uno quiere, todo se puede lograr. Luchando se llega a todas partes".
Incluso para los entrenadores de ambas selecciones la experiencia ha sido enriquecedora. "Cada uno te da la opción de conocer un mundo o una historia completamente nueva. Se siente una satisfacción de que estás contribuyendo en el otro, y el retorno de parte de ellos es muy importante ya que te tienen una confianza y un respeto, del cual no esperan retribución alguna. Uno se transforma en un escucha, consejero, en una herramienta para ellos", se sincera Juan Erazo, DT de los hombres.
"Me enorgullece ver que hasta en las historias más difíciles va saliendo la luz. Uno no puede hacer todo, porque no ésta en nuestras manos, pero sí puede apoyar y ayudar mucho desde esta posición", aporta Eduardo Vargas, el adiestrador de las mujeres.
El antes y el después
Todos los jugadores que son parte de los talleres que se desarrollan en las distintas comunas comenzaron en situación de calle. Hoy, algunos días, meses, años y rasguños después, muchos han logrado salir de esa precaria condición.
"Me acuerdo de los primeros días que fui al taller. Estaba contento porque había encontrado un espacio para mí, y dejaba atrás la droga, el alcohol y las malas juntas. Yo en ese tiempo vivía en la hospedería del Padre Lavín, y me acuerdo cuando el profe (Juan Erazo) me invitó a ser parte de ese taller, fue el primer empujón…", remerora Rubilar. Y así, como la suya, las historias se van sumando una a una.
Unas más fuertes que otras. La siguiente más cruda que la anterior. "Estando con las chiquillas todo es mejor. Estar acá y cada entrenamiento me deja feliz y me hace cada día más fuerte para luchar", asegura la joven Bárbara.
Sobre esto, el entrenador de los varones se explaya: "Es una de las cosas más potentes de este mundial, y del deporte. Primero se juegan su opción por individual, la opción de formar parte de la selección. Una vez que ya son parte de este viaje, se sienten dentro de un equipo que lucha en conjunto por dar lo mejor de sí, y aprovecha al máximo esta experiencia. Creo que les sirve mucho, ya que siempre es bueno plantearse objetivos claros, sobre todo en la juventud, cuando uno aún no sabe bien qué es lo que quiere".
Los hombres, a México por la Copa
Si bien el programa es lo fundamental en este proceso que ha vivido la selección, en lo deportivo los jugadores, y también sus entrenadores, están ilusionados en tierras mexicanas. Y es que al menos en los hombres, Chile ha tenido actuaciones destacadas en las anteriores ediciones del certamen. En Italia 2009 fueron novenos, Brasil 2010 segundos y Francia 2011 quintos.
En contraparte, la "Roja" es primera vez que tiene un equipo femenino a la cita planetaria que organiza Homeless World Cup, la intitución internacional a la que está afiliado el Fútbol Calle de nuestro país.
Hoy, en el torneo de este año y que se juega desde el 6 al 14 de octubre en el Zócalo de la Plaza de la Constitución de Ciudad de México, Chile masculino comparte grupo con Italia, República Checa, Hungría, Luxemburgo y Gales, mientras que la rama femenina jugará con las locales, Estados Unidos, Colombia, Holanda, Hungría y Paraguay.
"La meta como equipo es salir campeones. Hemos entrenado mucho, y muy bien estos últimos dos meses, por lo que tenemos confianza en que podemos ganar", comenta Germán Rubilar, algo que comparte su entrenador: "Estamos súper ambiciosos. Y es que los muchachos quieren el título, pero muchas de esas ganas de llevarse la copa está en el compromiso que sienten con el programa y con el país. Sienten el deber de ganar este Mundial, por Chile y el Fútbol Calle".
¿Las mujeres? "Queremos hacer una buena presentación, en la cual quede una marca en la forma de jugar y en cómo se para el equipo femenino de Fútbol Calle de Chile frente al mundo", argumenta Vargas, aunque su jugadora es más ambiciosa y señala tajante que para su equipo "la meta es ganar y llevarnos la copa a Chile".
Son los sueños de un grupo de jugadores que a punta de esfuerzo salieron de una compleja situación y que hoy pretenden ganar la Copa Mundial de Fútbol Calle. Aunque para ellos, el disputar el certamen ya es una tremenda victoria. Es el triunfo a la vida.