SANTIAGO.- El 14 de diciembre del 2011 será una fecha que jamás podrán olvidar los hinchas, jugadores y dirigencia de la Universidad de Chile. Ese fue el día en que llegaron a la gloria y
consiguieron el trofeo más importante de su historia: La Copa Sudamericana.
Una espectacular campaña los llevó a levantar el trofeo de manera invicta, y en una magistral clase de buen fútbol dieron cuenta de Liga Deportiva Universitaria de Quito. Delirio total en el Estadio Nacional y en todo el país.
Los grandes héroes de esa jornada fueron Johnny Herrera, Charles Aránguiz, Matías Rodríguez,
Eduardo Vargas entre otros, en un equipo que muy pocas veces demostró puntos bajos.
Un
bus sin techo especialmente acondicionado para la ocasión fue el encargado de transportar a los justos campeones por las calles de Santiago rumbo al Hotel Intercontinental donde se llevó a cabo la fiesta de celebración.
Sin embargo, el presente de los azules dista mucho de aquella época. Con la presión de repetir los buenos resultados, los dirigidos por Jorge Sampaoli afrontaron el 2012. Y comenzaron de buena manera levantando el
trofeo del Apertura y festejar el tricampeonato.
La
eliminación en semifinales de la Copa Libertadores ante Boca Juniors fue el presagio de lo que sería el segundo semestre. Cuatro torneos disputaron y en ninguno de ellos pudieron gritar "campeón".
Derrota en la Suruga Bank, pérdida de la
Recopa Sudamericana ante el Santos,
eliminación en cuartos de final de la Copa Sudamericana y el despedirse
en cuartos del Torneo de Clausura marcaron el fin de un exitosa etapa, que tuvo como corolario la salida de Jorge
Sampaoli para hacerse cargo de la selección chilena.
Las explicaciones para este "bajón" futbolístico son varios: Cansancio, despotenciamiento del equipo y errores en las contrataciones de refuerzos se alinearon para que el glorioso 2011 no se repitiera.
Y hoy, a un día de ser presentado el nuevo técnico, Darío Franco, las dudas dominan en el ambiente de los universitarios. ¿Será capaz el trasandino de emular lo realizado por Sampaoli? ¿La hinchada acostumbrada a los éxitos tendrá paciencia a un nuevo proceso? ¿Seguirán yéndose los baluartes del equipo? Muchas interrogantes que a un año de conseguir la gloria máxima aquejan a los laicos.
