El bullado ''bengalazo'', donde se vio involucrado el ex arquero Roberto Rojas, ocurrió en septiembre de 1989 durante las Clasificatorias rumbo al Mundial de Italia 1990.
El MercurioBUENOS AIRES.- Era la década de 1980 y el cantante argentino Luis Alberto Spinetta, uno de los padres del rock en español, componía "La bengala perdida", un homenaje al hincha de Racing que en 1983 murió en la cancha de Boca Juniors víctima de un proyectil que se incrustó en su garganta.
Pasaron 30 años y el fútbol latinoamericano vuelve a lamentar una tragedia casi calcada. Otra vez un proyectil que se dispara desde la tribuna rival, otra vez una víctima mortal y otra vez un partido que no se suspende.
La muerte de Kevin Beltrán, un adolescente de 14 años, durante el empate 1-1 entre San José y Corinthians por la Copa Libertadores de América disputado la noche del miércoles en la ciudad boliviana de Oruro, tuvo a última hora del jueves su primera consecuencia: los brasileños deberán jugar sus partidos por la Libertadores a puertas cerradas, cuando sean locales, y no se les venderá entradas a sus hinchas cuando lo hagan de visitantes.
Las bengalas en el fútbol, la historia lo confirma, son un problema de décadas en el fútbol latinoamericano.
La noche del 3 de agosto de 1983, Roberto Basile, un hincha de Racing de 26 años, perdió la vida al recibir el impacto de un proyectil que recorrió 150 metros desde la tribuna de Boca e impactó en su garganta. El hincha comenzó a expulsar fuego por la boca y la nariz, y murió de inmediato. El partido siguió su curso normal.
"La bengala perdida se le posó allí donde se dice gol", diría la letra compuesta unos años después por el recientemente fallecido Spinetta.
En ese mismo 1983, una bengala provocaría serios incidentes durante la ceremonia de premiación tras la final del Mundial Sub 20 que Brasil ganó 1-0 a Argentina en el estadio Azteca de Ciudad de México.
Alguien lanzó entonces desde una esquina de las gradas un proyectil que impactó contra unos globos inflados con hidrógeno.
Los más de 100 globos estallaron generando una fuerte explosión en el centro de la cancha y provocando quemaduras graves al menos a cinco personas, varias de ellas jóvenes animadoras que participaban en el desfile final.
Pero tal vez el caso más recordado asociado a las bengalas se refiera al proyectil que nunca llegó a impactar en el arquero chileno Roberto Rojas.
El llamado "bengalazo" ocurrió en septiembre de 1989 durante las Clasificatorias rumbo al Mundial de Italia 1990. La selección chilena caía 1-0 ante Brasil en el estadio Maracaná, cuando una hincha local lanzó una bengala sobre el campo de juego. Rojas simuló entonces haber sido alcanzado por el objeto y el equipo chileno se retiró de la cancha en protesta.
Sin embargo, el meta declararía luego que todo fue mentira, que simuló que la pirotecnia había dado en su rostro y que al lanzarse al suelo se propinó un corte, para posterior empujar a toda su selección a retirarse del campo de juego.
Las consecuencias fueron totalmente severas, ya que la FIFA sancionó a Rojas con una suspensión de por vida del fútbol y castigó a Chile dejándolo afuera de la posibilidad de pelear por un cupo en el Mundial de 1994.
El flagelo de las bengalas sin embargo excede el fútbol y se asocia inevitablemente con dos tragedias en la región.
Un proyectil fue lo que dio inicio al incendio de la discoteca "Kiss" de la ciudad de Santa Maria, en el sur de Brasil, donde hace casi un mes murieron 239 personas. Y una historia muy similar se vivió en diciembre de 2004 en Argentina, cuando un incendio en la discoteca "Cromañón" de Buenos Aires iniciado por una bengala terminó con la muerte de 194 personas.