SANTIAGO.- El ahora ex técnico de Colo Colo, Omar Labruna, quien fue despedido la tarde de ayer por Blanco y Negro, llegó este jueves al estadio Monumental para vivir sus últimos momentos en el recinto de Pedrero.
Varios periodistas, a eso de las 08:30, esperaban a las afuera del estadio al ex entrenador albo para tener las impresiones de su salida y quiénes seguirían en el cargo.
El primero en llegar fue el preparador físico Jorge Fleitas. A las 09:30 en punto apareció Labruna en 4x4, sonriendo y tocando la bocina. Quería hacer notar su tranquilidad, pero su cara decía otra cosa.
Luego de estar casi 40 minutos junto al plantel para despedirse y darles a conocer que ningún miembro del cuerpo técnico seguiría, comenzó a decirle adiós otros personeros que trabajan en el recinto deportivo.
Más tarde se acercó a la sala de conferencias del Monumental para enfrentar por última vez a la prensa en ese lugar. Su cara era normal, como si fuera cualquier jornada de entrenamiento. Pero todo comenzó a cambiar cuando llegó la primera interrogante: los gestos de enojo y tristeza no se dejaron esperar.
A medida que transcurrían los minutos, su estado emocional fue cambiando aún más. Que el accidente, que la dirigencia, que los refuerzos... Casi se quiebra cuando daba cuenta de que sí se podía hacer algo para mejorar el rendimiento y que no compartía la decisión de sus empleadores de despedirlo por los malos resultados.
Al salir de la sala, tras más de 40 minutos de conferencia, se dirigió a su auto, se despidió de nuevo de varias personas e ingresó a la cabina de su Audi. Las puertas del estacionamiento se abrieron y varios periodistas se acercaron para grabarlo por última vez. Las cámaras se acercaban y el sonreía.
Tras enfilar hacia la salida, un hombre en silla de ruedas le pidió un último saludo y el ex DT del Cacique se detuvo para responderle el pedido. Un Labruna emocionado le habló y una vez más casi suelta una lágrima. Se subió de nuevo a su SUV y partió raudo, no sin antes despedirse del portero. Atrás quedaban nueve meses de jefatura, de alto y bajos, de alegrías y enojos.