SANTIAGO.- Su carácter y su forma de vivir el fútbol siempre han llamado la atención. Jorge Sampaoli lo dejó claro en su histórico paso por la U y poco a poco lo comienza a hacer al mando de la selección chilena.
Lo intentó en su primer partido por Clasificatorias, pero no le resultó: Caída de 1-0 ante Perú en Lima y amargura total. Pero la situación cambió en el duelo frente a Uruguay, duelo en el que pudo abrazar su primera victoria con la “Roja” en las Clasificatorias. Y por ello no se guardó nada.
Tal como lo hizo en Lima, el DT casildense jamás se sentó en el banco de suplentes. Vivió el partido en absoluto dramatismo al costado del campo de juego. Caminatas de un lado a otro y manos a la cabeza en cada ataque que Chile perdonaba. Eso hasta el minuto 10.
Fue en ese momento cuando el entrenador del elenco nacional gritó su primer gol en las Clasificatorias gracias al tanto de Esteban Paredes. Manos empuñadas, brazos al cielo y un apretado abrazo con su ayudante Sebastián Beccacece. Así vivió el primer festejo.
Y aún había más. El gran juego desplegado por Chile tendría otro premio a los 77´. La segunda anotación llegó con suspenso. Mauricio Isla entró solo, pero su remate fue contenido por lo que Eduardo Vargas fue quien dejó fluir el segundo grito de gol, donde Sampaoli no se guardó nada.
El técnico dio un gran brinco, corrió de un lado a otro y finalmente volvió a cerrar la celebración con Beccacece, su gran compañero al borde del campo, aunque esta vez recibió la advertencia del cuarto árbitro. Pero qué importaba, a esa altura el DT ya sabía que el triunfo estaba abrochado.
Pese a ello, los últimos minutos no los vivió para nada en calma. En la parte final se vio inquieto y nervioso, quizás más que en todo el partido, esperando con ansias el pitazo final del juez argentino. Hasta que eso ocurrió al minuto 94.
Fin del partido. Sampaoli extendió sus brazos al cielo con sus manos empuñadas, corrió por el borde del campo y con una gran sonrisa abrazó fuertemente a todo su cuerpo técnico. Luego de eso se despidió del público presente y abandonó con gran felicidad el césped del Estadio Nacional.
Así vivió el DT de la “Roja” el primer triunfo de su proceso en las Clasificatorias. Sin guardarse nada, dejando fluir sus sentimientos y demostrando que vive el fútbol a cada segundo.