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Santiago: Jueves 30 de enero del 2025 | Actualizado 02:04
SANTIAGO.- La madrugada del 27 de febrero del año 2010 Rubén Bertulo y Carlos Aravena Bertulo, primos, fueron dos de las personas que tras el terremoto tuvieron que participar en las maniobras de rescate en el posterior tsunami que impactó a la isla de Juan Fernández.
Ambos, junto a cerca de 10 jóvenes más, visitaron el centro invernal La Parva en el marco de una actividad programada por la Municipalidad de Lo Barnechea que busca acercar la nieve a las personas y que en ese caso sirvió para alegrar la vida de adolescentes con una histora de vida fuerte.
“La experiencia del tsunami fue trágica, creo que me salvé por el destino. Posteriormente tuve que rescatar personas del agua. Todo fue muy complejo”, recuerda Rubén.
De todas maneras, deja en claro que eso ya es parte del pasado y que actividades como el conocer la nieve los han ayudado a salir adelante del luto que debieron vivir.
“De a poco hemos ido dándole más alegría a la isla, tuvimos un proceso emocional que ahora nos lleva a rescatar lo mejor de las cosas. Así es como llegamos ahora a visitar la nieve y mas encima a aprender a esquiar, es algo genial y emociona, comparable a lo que se vive en el mar, pero más extremo”, señala Rubén de 22 años y quien estuvo a cargo de coordinar la iniciativa de llevar a jóvenes de Juan Fernández al centro de esquí a La Parva.
“Tenía conocimiento previo de lo que es la nieve, pero practicar el esquí es otra cosa, es algo totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados en la isla”, señala por su parte un emocionado Camilo.
De igual manera, este último agrega que “Es algo que quería hacer desde hace mucho tiempo. Hoy me subí a los esquíes y ahora no me quiero bajar más. Creo que me picó el bichito con este deporte y sin duda a futuro será un panorama seguro para mí”.
Por su parte, Rubén reveló que cuando supo de la actividad se puso ansioso de visitar una naturaleza tan distinta a la que está acostumbrado. Igualmente, destacó el vértigo que brinda el esquí, lo que también le gustaría volver a vivir otra vez.
“En diferencia a los deportes que se pueden practicar en el mar, acá hay más velocidad, la experiencia es mucho más adrenalínica. Se puede sentir cómo el viento choca con tu cara. De hecho, no me dan ganas de bajarme de los esquíes, dijo.
En la actividad también estuvieron presente jóvenes y niños de la Isla de Pascua, quienes también pudieron subirse a los esquíes y disfrutar montaña abajo en la pista para principiantes de La Parva. Entre éstos, la conclusión fue clara: “La nieve y el entorno es precioso, pero no cambiamos el mar”.
