Kobe Bryant.
EFEMIAMI/LOS ANGELES.- La lesión de Kobe Bryant, la salida de Dwight Howard, el estado físico de Pau Gasol y la ausencia de grandes fichajes hacen que Los Angeles Lakers encaren quizás una temporada de transición a la espera de un nuevo astro que revitalice la franquicia en 2014.
Probablemente sea esa falta de expectativas la que sirva para azuzar al equipo de Mike D'Antoni. En el avatar de twitter de Bryant se lee "1225". Muchas elucubraciones sobre el significado, una de ellas plausible: en el ranking NBA de la cadena ESPN, los Lakers ocupan el puesto 12 en la Conferencia Oeste, y Bryant, el 25 entre los mejores jugadores.
"¿Que no vamos a llegar a los playoffs? También decían el año pasado que ganaríamos el título", señaló Bryant sobre los pronósticos, contra los que se rebela.
Hace un año, los Lakers parecían el equipo a batir con la llegada de Steve Nash y de Howard. El equipo sólo dio tumbos: Howard nunca fue el de Orlando, D'Antoni llegó con la temporada empezada, Gasol tuvo su peor campaña en la NBA y en abril, Bryant se rompió el tendón de Aquiles. El equipo amarillo y púrpura llegó a los playoffs, pero fue barrido por San Antonio Spurs.
Howard debía ser el hombre al que Bryant debía dar el testigo del equipo, pero vio más ilusiones en Houston con los jóvenes James Harden, Chandler Parsons y Jeremy Lin y se unió a los Rockets.
El más favorecido por su marcha debe ser Gasol, que con 33 años afronta la última temporada de su contrato (19 millones de dólares) y que tras perderse 33 partidos por diversos problemas físicos la pasada campaña, busca ser el protagonista que fue en los títulos de 2009 y 2010.
"Quiero ser un jugador dominante de nuevo, ser una referencia para mi equipo, volver a ser uno de los jugadores 'top' de la liga", dijo el español. "Quiero jugar más cerca de la canasta y hacer jugadas para mí y para el resto de compañeros", agregó sobre un papel que tuvo que sacrificar por la presencia de Howard.
En mayo, Gasol se sometió a una operación para tratar la tendinitis crónica que sufre en ambas rodillas. Tras meses de descanso y rehabilitación, parece recuperado, al igual que Nash, de 39 años.
Quien más preocupa, sin embargo, es Bryant, operado en abril de una rotura compleja, especialmente para un jugador de 35 años. Se desconoce la fecha de su vuelta y su estado.
"Quizás sea más lento, quizás pierda velocidad, pero tengo otras opciones", dijo en una reciente entrevista con la revista "Sports Illustrated" (SI). Bryant ve cómo se le escapan entre los dedos las últimas posibilidades de igualar los seis anillos de campeón de Michael Jordan.
"No sé cómo voy a lograr volver", expresó sus dudas Bryant, decidido pese a todo a acabar su carrera -sea cuando sea- en lo más alto y no siendo el octavo jugador de unos Lakers a los que condujo a cinco títulos.
Bryant ganará esta temporada los últimos 30 millones de dólares de un contrato que, como el de Gasol, expira en junio de 2014. "Es el último capítulo, pero no sé cuántas páginas tendrá", dijo a "SI".
Su edad, su lesión y el final de su contrato hacen que el final de la próxima campaña sea un momento decisivo para los Lakers. El mercado de agentes libres ofrecerá estrellas como LeBron James o Carmelo Anthony sobre las que poder reconstruir la franquicia y que podrían asumir el papel que paulatinamente dejará Bryant y al que renunció Howard.
Por todo ello, los Lakers están ante una temporada de transición. Sobre el papel el equipo parece inferior a San Antonio Spurs, Houston Rockets, Oklahoma City Thunder, Golden State Warriors, Memphis Grizzlies o Los Angeles Clippers, sus rivales en el Oeste.
El equipo ha agregado juventud, rapidez y músculo, pero las veteranas estrellas -Bryant, Gasol y Nash- no parecen ser ya las más idóneas para el baloncesto de vértigo que le gusta a D'Antoni.
"Sentado viendo a los Lakers, y lo siento por Jellybean (en referencia a Bryant) cuando regrese", escribió el martes en twitter el ex jugador Tracy McGrady, depositando pocas esperanzas en un equipo que comienza la temporada el martes ante los Clippers y que se pone de nuevo en las manos (y en el tendón) de Kobe Bryant.