Rafael Nadal.
EFEMERLBOURNE.- El español Rafael Nadal superó hoy una dura prueba ante el japonés Kei Nishikori para avanzar a los cuartos de final del Abierto de tenis de Australia, donde el miércoles se medirá a otro joven en ascenso, el búlgaro Grigor Dimitrov.
El número uno del mundo se impuso por parciales de 7-6 (7-3), 7-5 y 7-6 (7-3) al japonés, 17 del ranking, mientras que Dimitrov (22°) frenó al español Roberto Bautista Agut con un 6-3, 3-6, 6-2 y 6-4. En la sesión nocturna de hoy se medirán el suizo Roger Federer y el francés Jo-Wilfried Tsonga en el partido más esperado de la jornada.
"Es un jugador fantástico, le pega a la pelota muy fácil, muy pronto, la pelota se me venía muy encima. Pude haber perdido cualquiera de los sets", elogió Nadal a Nishikori, que pese a haber perdido en sets corridos por sexta vez en seis partidos fue la prueba más exigente del torneo hasta el momento para el máximo favorito.
Con un juego agresivo desde el fondo, sorpresivos y secos ángulos cortos de derecha y revés y la decisión inclaudicable de correr tanto o más que su rival, Nishikori puso en serios aprietos a Nadal durante las tres horas y 17 minutos de juego.
"Tuve que correr mucho hoy", admitió el español, que abrió el partido como acostumbra, apretando el acelerador, aunque su ventaja de 2-0 se convirtió poco después en 2-3. El español tampoco pudo aprovechar que Nishikori sacara 0-40 en 3-3, pero supo recuperar una desventaja de 4-2 en el segundo parcial.
Para Nadal era un partido completamente diferente a los tres anteriores, ya que el japonés -con su entrenador Michael Chang en la tribuna- lograba lo que ninguno de los otros rivales: quebrarle el servicio.
E incluso más: en el segundo set, en uno de los muchos puntos en los que Nishikori lo desparramaba de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, Nadal cayó espectacularmente, rodó sobre sí mismo -con inteligencia para proteger las rodillas- y se encontró con que los cordones de su zapatilla derecha estaban rotos.
"Puedo ir, puedo ir al vestuario?", rogó Nadal a Eva Asderaki, la desconcertada jueza de silla. "Se me rompieron los cordones, tengo unas zapatillas en la taquilla".
"Sorry, Kei, se me rompieron los cordones", le explicó Nadal al azorado Nishikori mientras salía corriendo de la cancha rumbo al vestuario. "Nunca me pasó algo así, es bueno experimentar nuevas cosas", diría después Nasal, que se hizo atender por una ampolla en la mano izquierda.
Al regreso, Nishikori siguió complicando a Nadal. El segundo set se le escapó por detalles al japonés, que cuando parecía vencido en el tercero, en desventaja de 4-2, igualó en cuatro, volvió a quebrar el servicio de su rival y se dispuso a ganar el parcial.
Entonces volvió a confirmarse algo que se comenta en el mundo del tenis: Nadal es a veces demasiado Nadal, gana incluso por el mero hecho de estar ahí, intimida al rival, lo llena de ansiedad. El japonés hizo su peor juego en un largo rato y con tres errores entregó el game para ir a 5-5.
Llegó el tiebreak y otra vez Nishikori falló más que Nadal, que sudando como nunca antes en el torneo se instaló en cuartos a la espera de nuevos y crecientes desafíos.
Dimitrov, el próximo rival de Nadal, está viviendo el mejor torneo de su carrera, ya que es la primera vez que un jugador búlgaro llega a los cuartos de final de un Grand Slam.