Bastante seguridad en Sochi.
AFP
SOCHI.- Los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014, que comienzan oficialmente el viernes, echan a andar con el aspecto deportivo en un segundo plano mientras se habla de la extremas medidas de seguridad y de las protestas en el mundo por las leyes anti-gay rusas.
El evento, los Juegos Olímpicos más caros de la historia con unos gastos de 50.000 millones de dólares en infraestructuras, cuenta además con la baja por lesión de una de las estrellas de los deportes de invierno, la esquiadora estadoundense Lindsay Vonn.
Antes estas circunstancias, los 3.000 deportistas participantes en el evento están deseando que comienza la competición y se hable un poco más de ellos.
Pero una ciudad tomada por 37.000 policías, cuando la población de Sochi es de 350.000 personas, hace que las medidas extremas de seguridad, para evitar atentados de los grupos islámicos de las repúblicas del Cáucaso del Norte, sean las protagonistas hasta ahora.
"La seguridad es tranquila. No me siento preocupada. Estoy segura y no me siento en una prisión. Los procedimientos son normales, como en otos Juegos", afirmó a la AFP la abanderada brasileña en la ceremonia de apertura, Jacqueline Mourao, especialista en biatlón y esquí de fondo.
La celebración de los Juegos en Sochi, una estación balneario a 1.400 kilómetros al sur de Moscú, era una obsesión para el presidente ruso Vladimir Putin, que ha conseguido que en el mismo lugar se dispute un gran premio de Fórmula 1 en septiembre.
La grandilocuencia de estos Juegos, lo más caros de la historia y los de mayores medidas de seguridad, también afectó a la llama olímpica, que recorrió unos 65.000 km a través de Rusia, el mayor trayecto de todas las ediciones del evento, en verano o invierno, con etapas en el Polo Norte, en el monte Elbrouz (cima más alta de Europa con 5.642 m), en el lago Baikal e incluso en el espacio.
Pero es la seguridad la que ha convertido en protagonista y obsesión de los estos Juegos. La preocupación se ha acrecentado después de los dos atentados suicidas que causaron 34 muertos a finales de diciembre en Volgogrado, a 700 kilómetros de Sochi.
Todas las llamadas telefónicas y las conexiones a internet serán vigiladas por el poderoso Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).
Pero el acontecimiento cuenta con un gran componente político. Algunos dirigentes occidentales ya lo han 'desairado', con el presidente estadounidense Barack Obama a la cabeza.
Tanto él como sus homólogos de Francia y Alemania han anunciado que no asistirán a la ceremonia de inauguración del viernes en el estadio Fisht de Sochi, que comenzará a las 20h14 locales (16h14 GMT) como símbolo del año de los Juegos.
Estas ausencias se interpretan como una protesta contra las violaciones de los derechos humanos en Rusia. Entre los 44 jefes de estado y de gobierno presentes sí estará el presidente chino, Xi Jinping.