Se detuvo al portador de la bengala.
EFESANTIAGO.- Pese a un amplio operativo de seguridad Universidad de Chile podría ser sancionada. El gol de Gustavo Lorenzetti a los 82 minutos no sólo quedó registrado en el marcador, sino también en la libreta del observador paraguayo de la Conmebol, Pedro Vazquez, quien de constatar la bengala en el sector sur del Estadio Nacional podría decretar el cierre parcial del recinto para los próximos partidos del cuadro azul.
Desde la mañana de este jueves la atención no sólo estaba en lo que pasaría en el debut de la U ante Defensor Sporting en la Copa Libertadores sino también afuera. Las bengalas encedidas en el pasado duelo ante Guaraní le provocaron al club estudiantil una multa de 10 mil dólares y una advertencia clara: de repetirse, el sector donde ocurra quedará clausurado por los próximos dos años en duelos internacionales.
Así, Carabineros y la dirigencia del cuadro laico establecieron un plan que comenzó a desarrollarse de temprano. Ambos anunciaron que habría más de 100 efectivos policiales y 300 guardias privados para el encuentro. Ambos concurrieron antes del mediodia a revisar el estadio búsqueda de fuegos artificiales y no encontraron nada.
En esa misma línea la escuadra laica lanzaba horas más tarde en su página web que 150 hinchas no podrían asistir al duelo por "sus actos inapropiados en los estadios y dichos emitidos en los últimos días en la previa de este evento".
El derecho de admisión sería efectivo. Al llegar a Ñuñoa los hinchas se enfrentaban ante cuatro controles con entrada, torniquetes y detector de cédula de identidad. Afuera unas bombas de estruendo amenazaban pero no dejaron de ser aisladas. La previa del duelo no arrojó detenidos y carabineros destacaba el plan.
"Vino menos gente de la proyectada, pues Universidad de Chile había pedido un aforo de 35 mil personas y vino una afluencia de aproximadamente 18 mil. No obstante las medidas de seguridad fueron las optimas para un servicio exitoso", afirmó a Emol el comandante a cargo, Carlos González.
Adentro del estadio, las voces de Diego Rivarola y José Rojas llamando a cuidar el espectáculo rendían fruto y los equipos salían a la cancha sin que ninguna bomba de estruendo adelantar una jornada difícil.
Sin embargo, la primera advertencia llegaba rápido. A los 11 minutos un fuerte estruendo que se escuchó desde los túneles de la galería sur encendió las alarmas. Pero el árbitro no paró el encuentro y el primer tiempo terminó en empate y sin problemas.
En la segunda etapa el gol cambió todo. En la cancha Lorenzetti colocaba el tanto de la victoria azul. En la galería una bengala encendida apagaba la alegria y desataba la ira en Ñuñoa. La gente pifió la acción e incluso se apreció como algunos golpearon al supuesto responsable en la parte alta de la puerta 14.
Pese a permanecer poco tiempo encendida, el humo se mantuvo casi hasta el final del duelo, que dejó esa ingrata mezcla entre la alegría y el enojo por algo que pudo ser evitado.
Carlos Heller se refirió a la situación afirmando que "la hinchada estuvo muy bien excepto una persona, que incluso fue atacada por el resto del público por lo que estaba haciendo. Hubo un desadaptado, pero me gustó la forma como lo callaron", apuntó.
Como consuelo, el comandante de carabineros agregaba tras el duelo que "el operativo fue exitoso y no hubo mayores inconvenientes. Sólo hubo dos detenidos, uno por la bengala y otro por el petardo, los cuales fueron identificados y pasaron a control de detención", cerró.