WASHINGTON.- Un patrón de defensa equivocado adoptado usualmente por los arqueros en las definiciones mediante penales podría abrir vías para que los encargados de disparar aumenten sus probabilidades de anotar, según investigadores.
El estudio que contiene la revelación fue publicado por la revista científica "Current Biology" y analizó 361 penales lanzados en 37 partidos de los Mundiales y las Eurocopas celebrados entre 1976 y 2012.
Los investigadores hallaron que los guardametas caen en una concepción errada conocida como la "falacia del apostador", que consiste en creer que los sucesos pasados afectan a los futuros en acciones que son básicamente aleatorias.
Por ejemplo, si una moneda cae varias veces consecutivas en "cara", el apostador tenderá a creer que el próximo lanzamiento arrojará "sello", sin tener en cuenta que en cada tirada la probabilidad sigue siendo de 50% para cada opción, independientemente de cada resultado anterior.
En el caso del fútbol, los investigadores detectaron que en las definiciones a penales los arqueros "se tornaron más propensos a lanzarse en dirección opuesta en el tiro siguiente cuando los pateadores lanzaron la pelota repetidas veces en la misma dirección".
"Los deportes proporcionan demostraciones poderosas de las estrategias cognitivas que subyacen en el comportamiento competitivo", describen Erman Misirlisoy y Patrick Hggard, integrantes del Instituto de Neurociencia Cognitiva del Colegio Universitario de Londres.
Decisiones rápidas
Según los investigadores, en un disparo penal la pelota se aproxima al guardameta "demasiado rápido como para que reaccione a su dirección de movimiento", lo que convierte su elección en una decisión prácticamente al azar.
"El arquero debe suponer cuál será la dirección del disparo y lanzarse hacia ese lado con la esperanza de atajar la pelota", precisaron en el estudio, denominado "Predictibilidad, asimetría y competencia cognitiva en los duelos de penales en el fútbol".
Los autores también descubrieron que los jugadores encargados de lanzar no parecen haber notado ni explotado la debilidad implícita en la "falacia del apostador" con una simple estrategia: después de una serie de tiros hacia un lado, disparar nuevamente en la misma dirección.
Ello se debe, plantearon, a una suerte de asimetría de expectativas: el público supone que el arquero tiene solo una mínima chance de atajar y, en cambio, considera que el lanzador tiene casi todo a su favor, lo que aumenta enormemente la presión sobre este último.
Al mismo tiempo, quienes patean tienden a actuar de manera aleatoria pues cada uno tiene una sola chance de disparar. El arquero, en cambio, está presente en toda la serie y subconscientemente lleva la cuenta, lo que influye en sus futuras decisiones sobre dónde lanzarse la próxima vez.
Para evitar la "falacia del apostador", Misirlisoy sugiere que los arqueros podrían seleccionar previamente una secuencia de atajadas completamente al azar (izquierda-derecha-derecha-izquierda-derecha, por ejemplo) y atenerse a ella ocurra lo que ocurra, para evitar que los jugadores tengan la menor opción de pronosticar acertadamente hacia dónde se lanzarán.