El futbolista prometía en sus inicios.
Getty ImagesSANTIAGO.- El mundo del fútbol no sólo deja historias dentro de la cancha y a veces los jugadores tienen intereses que van más allá de lo que sucede en el campo de juego. Fue lo que le sucedió a Burak Karan, un ex futbolista de origen turco nacido en Alemania, quien dejó la actividad para terminar muriendo en guerra en territorio sirio.
El defensa ingresó a las inferiores del Hertha Berlín en 2003 y compartió camarín con jugadores como Sami Khedira y Kevin Prince-Boateng en el seleccionado alemán. Karan se proyectaba como un deportista de élite y era considerado por ese entonces como uno de los jugadores que más prometían en tierras germanas.
Pese a que tenía un gran futuro, el lateral de ascendencia otomana dio un giro total en su vida en el año 2008, fecha en la que con tan sólo 20 años puso fin a su carrera futbolística para defender su ideales.
Dicen que la sangre tira. Y es que Karan colgó los botines para ingresar en las filas yihadistas, viajando a Turquía para participar de forma permanente en la revolución.
"El dinero y su carrera no eran importantes para él. Veía videos en Internet de las zonas en guerra. Estaba desesperado, lleno de compasión por todas aquellas víctimas", explicó al diario Bild su hermano Mustafa Kuran.
Pese a su juventud, el ex jugador se entregó por completo a la causa mudándose a la frontera con Siria junto a su mujer y sus dos hijos. Se unió a las filas de los hombres de Emrah Erdogan, salafista condenado por pertenencia a una organización terrorista.
Así, Karan dejaba el fútbol para luchar por lo que él consideraba una injusticia con los suyos, situación que lo llevó a perder la vida el 11 de octubre de 2013 en un bombardeo en la frontera de Siria con Turquía.
De esta manera, el cinco veces internacional Sub16 y dos con la Sub17 de Alemania, dio un cambio radical en su vida para morir en una de las guerras más duras de los últimos años.