SANTIAGO.- Mañana toda la atención de los fanáticos del fútbol estará centrada en el Camp Nou, cuando desde las 17 horas de Chile se enfrenten el Barcelona con el Real Madrid en una nueva edición del gran clásico del fútbol español.
A ese cotejo los culés llegan con la ventaja de ser los líderes de la Liga con 65 puntos, uno más que los merengues. Pero el técnico de los catalanes, Luis Enrique, no se confía.
"Yo no he oído ningún comentario de confianza en el vestuario, saben de la dificultad que tiene. Siempre es bonito que tu afición tenga la confianza en lo que haces y piense que vas a hacer un buen partido y eso nos refuerza en la moral para preparar el partido. Pero necesitamos de saber que es un partido que vamos a sufrir y lo que esperamos es que la euforia que hay en la afición la enfoque claramente en los momentos delicados y para ayudar al equipo a presionar y a ser un bloque", aseguró hoy en conferencia de prensa.
En esta misma línea, el ex delantero consideró que el de este domingo "es un partido diferente al resto porque es el eterno rival, el rival más cercano en la clasificación y porque el hecho de sumar puntos en el caso de ganar hace que el rival deje de sumar. También está el golaveraje individual... tiene muchos alicientes y una connotación especial para todos los culés pero no creo que sea decisivo. Importante pero no decisivo".
Consultado por si hay un claro favorito, Luis Enrique apuntó que "todos los técnicos tienden a pensar que no hay un favorito claro. Los dos tenemos los mismos objetivos y la calidad de los jugadores está fuera de lugar. Es importante el factor campo, porque nos puede dar un punto de motivación, y yo espero que eso nos ayude".
Finalmente, el estratega adelantó cómo espera el compromiso. "Nosotros queremos controlar el partido en campo contrario, pero no siempre se puede conseguir. Queremos esos, pero también nos gustan las transiciones si se acaban o participa el bloque del equipo. Nos interesa el balón y estar lo más lejos posible de nuestra portería", sentenció.