BUENOS AIRES.- Un ex jefe de la "barrabrava" del club River Plate fue condenado este lunes a 12 años de cárcel por homicidio y la justicia pidió su inmediata detención porque ya tiene una sentencia de prisión perpetua, sin confirmar, por otro asesinato.
Alan Schlenker, de 39 años, conocido como uno de los jefes de los hinchas violentos de River, fue acusado de ser coautor del asesinato de Mario Sanzi, alias "El gordo Popo", un conocido narcotraficante de la zona, determinó el Tribunal Oral en lo Criminal Nro.6 de San Isidro, periferia norte de Buenos Aires.
Schlenker había sido condenado a cadena perpetua en septiembre de 2011 por ser autor intelectual del crimen de un joven, pero se encontraba en libertad porque el fallo aún no fue confirmado por la Cámara de Casación (tribunal de apelación).
Sanzi, de 19 años, fue asesinado por venganza a un ataque previo contra un hermano de Schlenker, que también integra la hinchada organizada y violenta del club 'millonario', según indicaron documentos en el juicio.
Los hermanos, junto a otros tres integrantes de la barra conocida como los "Borrachos del Tablón", fueron hallados culpables por la muerte a balazos de Gonzalo Acro, a la salida de un gimnasio de Buenos Aires.
Durante estos tres años y medio, el ex líder barrabrava tuvo que presentarse todos los meses ante la justicia.
En ese tiempo, Alan Schlenker terminó su carrera de ingeniero agrónomo y se dedicó a la actividad agropecuaria en el sur de la provincia de Córdoba.
Su defensa anticipó que apelará el fallo porque "no hay suficientes elementos de prueba" en su contra.
River Plate es uno de los clubes más populares de Argentina y la violencia de sus hinchas recrudeció luego de la descenso del club a mediados de 2011, cuando protagonizaron enfrentamientos con la policía que dejaron 68 heridos, 50 detenidos y 15 móviles policiales destrozados.
Pero la violencia es un flagelo que azota a todos los clubes locales y los barrabravas se han convertido en organizaciones que manejan varios negocios como la venta de entradas a los estadios, mientras algunos medios de prensa los vinculan incluso con transferencias de jugadores.
Otros señalamientos indican que en varios casos sus líderes cuentan con el aval de políticos y fuerzas policiales.
Por hechos de violencia en las canchas, 16 personas murieron en 2014, en tanto que 12 fallecieron en 2013 e igual número en 2012, según la Ong Salvemos al Fútbol.