Flavio Rojas, Israel Poblete y Nelson Sepúlveda sueñan con el primer título en la historia de Cobresal de la Primera División.
Javier Ugarte Marisio, EmolSANTIAGO.- Israel Poblete tiene 19 años y su sueño es jugar en la selección chilena de fútbol y en Inglaterra. Flavio Rojas, con 21, se ilusiona algún día con triunfar en Argentina, mientras que Nelson Sepúlveda, a sus 23, se imagina destacando en la Liga española. Los tres tienen muchas cosas en común.
A los 15 años se incorporaron a las divisiones inferiores de Cobresal en San Bernardo, actualmente en Puente Alto, y a los 17 decidieron dejar todas las comodidades de Santiago para trasladarse a El Salvador. El objetivo: Comenzar sus sueños como futbolistas profesionales.
Y hoy, tras varios años de alegrías y tristezas, los tres están cerca de vivir una de las grandes ilusiones que desde niño se propusieron: ser campeones de la Primera División del fútbol chileno.
Pero tanto para Israel, Flavio y Nelson llegar a esta instancia no fue nada de fácil, sino que todo lo contrario. A diferencia de todos los clubes de la división de honor Cobresal es el único que tiene a sus juveniles entrenando en Santiago y no en su propia localidad.
Por ello, no resulta habitual ver a jóvenes futbolistas cambiar todas sus costumbres y dejar a las familias en la capital por irse a vivir a un campamento minero, ubicado a más de 2.300 metros al nivel del mar. Sin embargo, estos tres amigos nunca lo dudaron pues sólo querían llegar a integrar el primer equipo de sus amores. Y lo cumplieron.
"Al principio me costó. Llegué con 17 años a El Salvador y todo era muy distinto. Echaba de menos mi casa, pero poco a poco me fui acostumbrando y ahora me siento feliz en el norte", señala a Emol Poblete, enganche del equipo.
Agrega que "la verdad que no tenemos las grandes cosas que hay en Santiago, pero allá uno se encariña y disfruta igual".
Pero reconoce que "hay días que te das cuenta que el sacrificio ha sido muy grande. Que si no tienes mente fuerte fácilmente puede caer en una depresión. Hay varios chicos que han ido a El Salvador y no aguantan, pero por suerte yo ya me acostumbré y hoy cuando vengo a Santiago lo único que deseo es volver lo antes posible al campamento".
"Harto WhatsApp y películas"
Para Flavio Rojas no fue un tremendo problema dejar a sus seres queridos, ya que toda su vida ha vivido en Isla de Maipo. "Allá todo es muy tranquilo, no hay muchas cosas que hacer, por eso cuando llegué el 2013 a El Salvador me gustó al tiro".
Aunque cuenta que "hay momentos que son más fomes que otros, y es ahí donde ocupamos harto whatsApp o vemos películas. Porque en el campamento no hay discos, y el carrete no existe".
Rojas, quien ocupa la posición de central, señala que "si bien para muchos significa un gran sacrificio dejar Santiago y viajar al norte a radicarse, sobre todo para los jóvenes, estar en el campamento te hace crecer como persona, te das cuenta que en la vida no siempre lo importante son las cosas materiales. Si te propones una meta los frutos siempre llegarán solos".
"Todos somos una familia"
Nelson Sepúlveda es el único de los tres que vive con su pareja e hija en El Salvador. "Estar junto a mi familia en el norte me ha ayudado mucho, porque al principio cuando llegué en 2011 fue bastante duro, me costaba que fuera todo tan tranquilo, me sentía solo".
Pero este volante añade: "Pasan los días y vas conociendo más a tus compañeros y finalmente te das cuenta que todos somos una familia. Bien a menudo estamos los tres juntos y también con otros jugadores, con quienes vemos películas, jugamos PlayStation o comemos completos".
"Sepu", como le dicen en el plantel, asegura que "hay sacrificios que valen la pena y claramente estar en El Salvador es uno de ellos, y más ahora que estamos muy cerca de tocar la gloria, ojalá todo siga igual y podamos cumplir uno de nuestros sueños, que es salir campeón del fútbol chileno".