La centenaria mina de Chuquicamata está terminando su vida en extracción en superficie, pero será explotada a futuro en forma subterránea.
El MercurioSANTIAGO.- La salida de unos 110 supervisores -que corresponde al perfil de profesionales en la empresa- está planteando la administración de Codelco, producto de la creciente reducción de los niveles de producción de Chuquicamata, la mina a rajo abierto más grande del mundo, pero cuya vida útil lentamente está finalizando .
El tema ha derivado en duros intercambios de opiniones entre la dirigencia gremial de los supervisores -unos 800 en Chuquicamata y 2.000 en toda la corporación- y la administración de Codelco, en encuentros sostenidos en los últimos días.
Recientemente, el presidente ejecutivo de la empresa, Diego Hernández, admitió que la baja de producción de Chuquicamata y su progresiva conversión a mina de explotación subterránea, produciría movimientos de personal, si bien indicó que se trataba de un proceso gradual, porque el mismo carácter tiene la transición de una metodología de extracción a otra.
La administración dice que las nuevas tecnologías y otras especificidades a ocupar en una mina de carácter subterráneo, hacen que el personal existente no califique para efectos de seguir en la misma o esperar el proceso de transición de una a otra. La lógica es que bajando la producción, sería natural que se reduzca la planta de trabajadores asociada a esas labores.
En el área de refinación y producción esto implica afectar a unos 400 trabajadores en general, de los cuales 20 son supervisores y si se considera el total de las áreas, se habla de unos 90 supervisores adicionales, es decir, 110 profesionales en total.
Según explica Grimaldo Ponce, dirigente de los supervisores de lo que aún llaman Codelco Norte (la Corporación dividió las operaciones entre norte y centro-sur), la propuesta de ellos es que el personal que vaya excediendo las necesidades de Chuquicamata sea reubicado en otras operaciones de la misma área norte de la corporación, tales como los nuevos desarrollos que implica Mansa Mina o el proyecto San Antonio, en Salvador, que también cae en el área norte.
Ponce destaca que ya no se trata de personal de avanzada edad, porque éstos ya se acogieron al plan de egresos dispuesto por la compañía- que significó el alejamiento de unos 2.200 trabajadores en total (y un costo de US$ 250 millones)-, sino de profesionales que cumplen los requisitos de perfil incluso en ese plano.
Según el dirigente, los representantes de la empresa quedaron de contestar la propuesta, en los próximos cinco días y agrega que están, como siempre, agotando todas las alternativas que permitan llegar a un acuerdo, sin embargo tampoco descartan asumir algún tipo de movilizaciones.