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Nuevo polémico interrogatorio a Kohl

El ex canciller alemán Helmut Kohl, que compareció hoy por segunda vez como testigo ante la comisión, sugirió que la desaparición y manipulación de actas sobre su gestión, denunciada la pasada semana por una investigación oficial, fue obra del gobierno actual, que dirige el socialdemócrata Gerhard Schroeder.

06 de Julio de 2000 | 17:19 | DPA
BERLÍN.- La comisión de investigación parlamentaria que busca aclarar las irregularidades financieras en tiempos de Helmut Kohl vivió hoy una polémica y por momentos tormentosa jornada, en cuyo transcurso el propio ex canciller alemán llegó a culpar al gobierno actual de haber tejido un complot para destruir su imagen.

El cristianodemócrata Kohl, que compareció hoy por segunda vez como testigo ante la comisión, sugirió que la desaparición y manipulación de actas sobre su gestión, denunciada la pasada semana por una investigación oficial, fue obra del gobierno actual, que dirige el socialdemócrata Gerhard Schroeder.

"Los hechos no ocurrieron en mi tiempo", dijo Kohl, canciller alemán durante 16 años y presidente de la CDU durante un cuarto de siglo. Horas después, Kohl se desdijo ante los propios parlamentarios.

El informe elaborado por el político liberal Burkhard Hirsch había constatado la desaparición de dos tercios de los ficheros electrónicos que existían en la Cancillería alemana. El informe indica que los archivos fueron manipulados entre septiembre de 1998 -la fecha de la derrota electoral de Kohl- y octubre del mismo año, cuando éste entregó la cancillería a Schroeder.

Kohl, a su vez, declaró que en octubre de 1999 se habría redactado "un guión" para el futuro desarrollo del escándalo que le costó la presidencia de honor de la CDU y dañó considerablemente su imagen.

Pero Kohl también se desdijo de esta acusación y negó haber querido sugerir que la convocatoria de la comisión haya sido "escenificada" u orquestada. Kohl precisó que sólo quiso constatar que la cancillería alemana comenzó a reunir en octubre de 1999 material acerca de la privatización de la planta petroquímica "Leuna" y la venta de tanques "Fuchs" a Arabia Saudita.

Los legisladores socialdemócratas representados en la comisión se mostraron escandalizados por las nada veladas acusaciones de Kohl.

Es "absurdo", comentó lacónico el legislador socialdemócrata Friedhlem Beucher. Su correligionario Frank Hofmann recordó que en 1997 -es decir, en el último mandato de Kohl-, la Cancillería ya constató la desaparición de actas sobre la administración Kohl.

En una sesión marcada por diálogos sumamente agresivos y que se llevaron a menudo a grito pelado, Kohl insistió en negarse a desvelar los nombres de las personas que le entregaron entre 1993 y 1998 unas donaciones en metálico que rondaron el millón de dólares.

Kohl declaró, eso sí, que solicitó a los donantes anónimos ser liberado de la "palabra de honor" que les dio al prometerles que no revelaría su identidad. Estos, sin embargo, insisten en permanecer en secreto, dijo Kohl.

El ex canciller aprovechó la ocasión para arremeter verbalmente contra socialdemócratas y "Verdes", cuando éstos le recordaron que las normas germanas exigen identificar a las personas que aportan más de 25.000 marcos (unos 12.000 dólares) a las arcas de un partido político.

Visiblemente enfadado, Kohl aseguró que no tolera ser acusado de un comportamiento anticonstitucional por representantes de partidos que habrían "atropellado la Ley Fundamental al renegar de la unidad alemana".

Al mismo tiempo, Kohl se escudó por primera vez en las investigaciones judiciales por parte de la fiscalía de Bonn para negarse a responder a la pregunta sobre posibles donaciones ilegales previas a 1993.

Por la mañana, se había visto obligado a declarar uno de los copresidentes de la comisión, el cristiano demócrata Andreas Schmidt, en un acto sin apenas precedentes en la historia del parlamentarismo alemán.

La comparecencia de Schmidt fue reclamada por los socialdemócratas y "Verdes", que recelan de las reuniones que mantuvo Schmidt con Kohl después del inicio de la investigación parlamentaria, en febrero pasado.

Schmidt negó que sus contactos hayan servido para entregarle información privilegiada a Kohl, y desmintió también que haya apalabrado estrategias con el ex presidente de la CDU.

No obstante, el copresidente "verde" de la comisión, Christian Stroebele, esbozó la sospecha de que varios testimonios estuvieron "dirigidos" por Kohl. El SPD y los ''Verdes'' exigieron la retirada de Schmidt.

El propio Schmidt defendió sus contactos con Kohl y explicó que sólo pretendió recabar datos acerca de la polémica privatización de la refinería "Leuna" y la no menos controvertida venta de tanques "Fuchs" a Arabia Saudita.

Kohl se volvió a mostrar escandalizado por un reportaje emitido a comienzos de año por la televisión francesa y la pública alemana, en el que se afirmaba que su partido percibió casi 15 millones de dólares en donaciones para una campaña electoral, a cambio de la venta de "Leuna" al consorcio francés "Elf-Aquitaine".

Kohl manifestó que el reportaje es "uno de los mayores escándalos periodísticos de la posguerra" y subrayó que las informaciones son "un infundio". Kohl subrayó que las decisiones de su gobierno no eran "comprables".
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