BEIJING.- El gobierno de China rechazó documentos recién divulgados que describen cómo el liderazgo del país se hallaba dividido en torno a la represión de manifestantes en la Plaza Tiananmen en 1989, sugiriendo que los documentos eran falsos.
"Cualquier intento de darle importancia a este asunto otra vez y perturbar a China por el mecanismo despreciable de falsificar materiales y distorsionar hechos será inútil", declaró Zhu Bangzao, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, en un comunicado emitido por la agencia noticiosa oficial Xinhua.
La represión fue "sumamente necesaria para la estabilidad y el desarrollo de China", dijo Zhu. Agregó que la "conclusión acertada" del gobernante Partido Comunista sobre las protestas de 1989 no cambiará.
Se trata de la primera reacción a la divulgación de los documentos, que al parecer fueron sacados de China de contrabando por un empleado público descontento y publicados el fin de semana.
Beijing ha sostenido todo este tiempo que la protestas estudiantiles fueron un rebelión contra el gobierno que debió ser sofocada para salvaguardar el progreso de la economía y el mando del Partido Comunista.
El gobierno ha hecho caso omiso a los pedidos para una investigación de la sangrienta represión ocurrida el 4 de junio de 1989 en la que cientos de manifestantes murieron.
Inicialmente, el gobierno no expresó comentarios sobre los documentos difundidos en Estados Unidos y la prensa oficial china tampoco divulgó noticias al respecto.
A pesar del silencio oficial, las noticias sobre los documentos se propagaron en China por medio de la Internet, transmisiones radiales procedentes del exterior y de boca en boca.
Los documentos detallan conversaciones entre el ahora extinto mandatario chino Deng Xiaoping, quien ordenó la represión, y otros líderes chinos.
Los documentos indican que Deng ordenó la represión en Tiananmen por su temor a que las protestas provocaran la caída del régimen comunista.