ROMA.- La aparición del primer caso de "vacas locas" en Italia ha generado una fuerte preocupación entre los consumidores y los ganaderos, mientras que desde la Administración se hacen esfuerzos para transmitir a los ciudadanos la seguridad de que la carne que se comercializa cumple los requisitos sanitarios.
Hasta ahora Italia era una de las excepciones a la extensión de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), más conocido como mal de las "vacas locas", entre el ganado vacuno europeo, pero las autoridades ya habían expresado el temor a que la generalización de las pruebas rápidas entre las reses llevaría al descubrimiento de algún caso. El Ministerio de Sanidad confirmó en la tarde del sábado que restos del cerebro de una vaca nacida en Italia dieron positivo en los dos análisis realizados en un laboratorio de Brescia (noroeste).
Falta que el Instituto de Profilaxis Animal de Turín haga un tercer y definitivo test el martes, pero las autoridades sanitarias tienen pocas dudas de que Italia cuenta ya con un caso de res afectada de EEB.
El animal, una vaca lechera nacida en 1994, estaba destinado a servir de carne para hamburguesas o enlatada cuando llegó al matadero, donde, en cumplimiento de la normativa comunitaria, las reses mayores de treinta meses deben ser sometidas a las pruebas que determinan si están libres del mal o no.
El Ministerio de Sanidad ha anunciado que destruirá tanto los restos de la vaca enferma como los instrumentos con los que fue sacrificada, mientras que las demás vacas procedentes de la misma explotación serán puestas bajo un control especial. El caso ya ha suscitado múltiples reacciones, caracterizadas en su mayor parte por la resignación, ya que es opinión general que era poco probable que Italia permaneciera al margen de un problema que se ha extendido por toda Europa.
La presidenta del Consejo Nacional de Consumidores, Ana Bartolini, ha afirmado que "este caso era de esperar y no será el único, porque estamos todavía casi en una situación como la del salvaje oeste. Italia, la mitad de la carne que consume es de países donde existe la enfermedad y aquí los controles son escasos".
Las ventas de carne bovina en Italia han descendido en los últimos meses en torno a un cuarenta por ciento y los carniceros han sufrido pérdidas por valor de 300.000 millones de liras (unos 150 millones de dólares), todo ello antes de conocerse este caso de una vaca enferma nacida y criada en el país, lo que puede impulsar de nuevo la psicosis entre los consumidores.
Los carniceros consideran que la noticia es desagradable y temen las consecuencias negativas para su negocio, por lo que han insistido en la necesidad de que la Administración disponga ayudas que palíen las pérdidas de un sector que podría entrar en crisis.