LA HABANA.- Cuba prevé que la entrada de George Bush a la Casa Blanca, el 20 de enero, endurecerá la política de Estados Unidos hacia la isla comunista, al tiempo que aconseja a Washington normalizar las relaciones entre ambos países en vida de Fidel Castro, porque después "va a ser más difícil".
"Seguirá el cerco tenaz por rendirnos, repetirán otra vez la historia de la zanahoria y el garrote" pero "no habrá fuerza en la mente ni en el brazo del imperio (Estados Unidos) para aplastar esta revolución", dijo el diario oficial "Granma" en un "mensaje al pueblo" divulgado el 1 enero de este año.
"Del nuevo cacique poco esperamos", comentó la televisión oficial en días pasados al señalar que Bush podría favorecer a la comunidad del exilio radical de Miami con el mantenimiento de la ley de Ajuste Cubano, el recrudecimiento del embargo y "las acciones terroristas" contra la isla.
Diversos analistas señalan que, más allá del discurso político de ambas partes, la definición real de la nueva administración se sabrá en abril, cuando Bush debe considerar si "congela" o aplica el capítulo III de la ley Helms-Burton, puesta en vigor en marzo de 1996.
El Presidente Bill Clinton fue posponiendo por periodos semestrales la aplicación de ese título, referido a sanciones sobre inversionistas extranjeros en la isla y cuya entrada en vigor puede provocar una seria irritación en Europa y Canadá.
Otro momento importante en la relación bilateral será el próximo 20 de mayo, aniversario de la proclamación de la República en Cuba (1902), fecha en que tradicionalmente algunos mandatarios estadounidenses viajan a Miami, celebran la efeméride con el exilio y definen su política hacia La Habana.
La llegada de Bush coincide con un ambiente de euforia oficial en Cuba tras el caso del niño náufrago Elián González que revitalizó el liderazgo del presidente Fidel Castro, de 74 años de edad.
Desde su llegada al poder en 1959, Castro se ha enfrentado a las administraciones de Dwight Eisenhower, John Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton y ahora George W. Bush.
"Yo soy de los que creen que al imperialismo le convendría más tratar, con nuestras diferencias insalvables, tratar de normalizar en lo posible las relaciones en vida de Fidel, que en el futuro, lo siento, lo deseo, pero también lo siento", dijo en días pasados Raúl Castro, hermano del presidente cubano y segundo hombre en importancia en la jerarquía cubana.
Diversos sectores estadounidenses -legisladores, académicos y empresarios- están empujando para lograr que Washington levante las sanciones que mantiene contra la isla y normalice las relaciones bilaterales.
Pero el tono, en vez de suavizarse, parece que va endurecerse en la era Bush, o al menos así lo perciben algunos círculos cubanos.
"Brindemos, compatriotas, por la victoria de los próximos combates", propusieron las autoridades de la isla en su mensaje de año nuevo, y al mismo tiempo afirmaron que "los años por venir no serán apacibles".
Castro ha asegurado que Cuba está preparada para la época "post-Bush" y para la época "post-imperio", en referencia a que la revolución de su país sobrevivirá a la oposición de Estados Unidos.
En recientes declaraciones ante la cadena CBS, el Presidente Clinton opinó que Bush podría endurecer su política hacia la isla y que durante su administración podría aumentar la influencia de los anticastristas de Miami.
La prensa cubana también ha visto ese peligro y ha arremetido contra Bush al señalar que "su incapacidad es un secreto a voces y una enorme mayoría piensa que esta ha sido la revancha de George Bush padre (derrotado por Clinton en 1991), quien ostentará el poder detrás del trono".