KINSHASA.- El Presidente Laurent Kabila fue herido a balazos hoy por uno de sus propios guardaespaldas durante un intento de golpe de estado, dijo un alto funcionario de seguridad.
Fuentes de inteligencia de Ruanda, que respalda a los rebeldes que combaten al gobierno de Kabila, dijeron sin embargo tener informes no confirmados de la muerte de Kabila. Altos funcionarios congoleses dijeron que el presidente estaba vivo.
"El Presidente Kabila está vivo y todo está bien", dijo el general congolés Francois Olenga. No dio otros detalles.
Un miembro de la comitiva de seguridad de Kabila dijo con la condición de no ser identificado que un guardaespaldas había disparado contra el Presidente y lo había alcanzado en la espalda y en la pierna derecha. Pero agregó que el mandatario estaba vivo y era tratado por sus médicos.
Un alto funcionario militar de la vecina República del Congo también dijo que Kabila había sido herido, y agregó que no estaba claro quién estaba al frente del gobierno de Kinshasa.
El funcionario, que habló desde la capital de su país, Brazzaville, también declinó ser identificado.
Sus comentarios surgen horas después de que varios testigos informaran de disparos alrededor de la casa de Kabila, quien lleva más de dos años batallando contra fuerzas insurgentes.
Un helicóptero presidencial que llevaba al hijo de Kabila, Joseph Kabila, aterrizó hoy en el principal hospital de Kinshasa, según una fuente oficial. El funcionario agregó que el hijo al parecer había sido herido.
Los dos Congos están separados por un río del mismo nombre y los dos pueblos comparten raíces familiares, aunque las relaciones políticas han sido tensas en años recientes.
El asesor presidencial Eddy Kapend formuló declaraciones por la televisión estatal poco después que el tiroteo fue sofocado y pidió mantener la calma, pero no mencionó el incidente.
Kapend, con los ojos llorosos, ordenó el cierre de fronteras y aeropuertos, pero no dio detalles.
También apeló a los líderes políticos y a las fuerzas armadas a mantener el orden público.
"El pueblo congolés necesita de su serenidad y disciplina", declaró Kapend.
No quedó claro de inmediato si hubo muertos o heridos en el suceso, que duró al parecer menos de una hora, según relatos de testigos, que pidieron no ser identificados.
El paradero de Kabila era desconocido aunque se sabía que en su agenda para esta semana tenía previsto asistir a una cumbre de países africanos en Camerún.
Tras las declaraciones de Kapend, muchos habitantes de Kinshasa corrieron a sus casas, dejando las calles desiertas. Sin embargo, no se veía aumento alguno de la presencia militar.
La residencia de Kabila, en la cima de una colina cerca del centro de Kinshasa y conocida como el Palacio de Mármol, usualmente está fuertemente protegida por soldados y un tanque de fabricación norcoreana.
Kabila lleva librando una guerra civil desde agosto de 1998, cuando las fuerzas rebeldes, apoyadas por los ex aliados de Kabila Ruanda y Uganda, se alzaron en armas. Al principio del conflicto, los rebeldes llegaron a las afueras de Kinshasa antes de ser repelidos por el ejército de Kabila, que ahora cuenta con el apoyo de Angola, Namibia y Zimbabue.
Kabila asumió las riendas del poder del Congo en mayo de 1997 tras un alzamiento que precipitó el derrocamiento de la dictadura de Mobutu Sese Seko, quien gobernaba la nación antes conocida como Zaire.
Inicialmente, la comunidad mundial vio con simpatía a Kabila tras el despotismo de Mobutu, que dejó al país postrado económicamente.
Pero Kabila rápidamente se ganó opositores al incorporar dentro de su gobierno a amigos y familiares. Ello provocó la ira de los inversionistas extranjeros. También impidió los esfuerzos de las Naciones Unidas de investigar las denuncias de que su ejército rebelde perpetró masacres contra la etnia hutu.
El gobierno de Kabila firmó el año pasado un acuerdo de paz con los grupos rebeldes, pero los combates han continuado y las partes se acusan mutuamente de violar el pacto.