LA HABANA.- La Iglesia Católica cubana llamó al Estado a establecer un diálogo fructífero, que ponga fin a "largos años de desconfianza", en ocasión del tercer aniversario de la visita del papa Juan Pablo II a la isla.
"El nudo de esta trama debe ser deshecho, la confianza establecida, y llegar a la meta que todos aceptamos como posible y necesaria, hace tres años: el diálogo fructífero entre la Iglesia católica y el Estado", dijo la revista católica mensual "Palabra Nueva".
Un artículo de opinión firmado por su director, Orlando Márquez, pide "un diálogo que ponga fin a largos años de desconfianza, limitaciones, restricciones y concesiones calculadas, que abra las puertas a acciones distintas pero con un objetivo común: el bien del hombre y la mujer cubanos".
"El espacio permanece pero el tiempo es indetenible. El nuevo siglo y milenio demandan ideas nuevas, relaciones nuevas, oportunidades nuevas", dice la publicación de la Arquidiócesis de La Habana, que encabeza el Cardenal Jaime Ortega.
Márquez señala que además de a la Iglesia y a los cristianos, "acciones como en este sentido serían beneficiosas también para una gran parte del pueblo cubano, ansioso y necesitado, a no dudar, de nuevas realidades en un nuevo milenio".
Juan Pablo II realizó su histórica visita a la isla del 21 al 25 de enero de 1998, ocasión en que pidió al mundo que se abriera a Cuba y a la isla que se abriera al mundo.
"Cuando el Papa vino a Cuba, todos vimos en ello, como algo propio de su visita pastoral, la posibilidad de superar las dificultades de los cristianos en la sociedad y en las relaciones entre las instituciones del Estado y la Iglesia Católica", añadió.
Agregó que "nadie pensó que aquella visita sería sólo un paréntesis en la vida nacional y todos pensamos que dejaría consecuencias positivas para Cuba y los cubanos, aún en el ámbito internacional".
Márquez precisó que "es erróneo que alguien quiera adjudicarle a la Iglesia la misión de enfrentar la Revolución, o al Gobierno que existe en Cuba".
"Las responsabilidades del Estado no deben ser asumidas por la Iglesia, o viceversa", añadió.