MADRID.- Al menos 20.000 personas según la policía local condenaron hoy en silencio por las calles de San Sebastián el asesinato a manos de ETA del cocinero Ramón Díaz García, quien fue enterrado en el País Vasco mientras muchos se siguen preguntando "por qué él".
Todos los partidos menos Herri Batasuna (HB, brazo político de ETA) estuvieron representados en la marcha, convocada por el sindicato Comisiones Obreras (CCOO), al que estaba afiliado la víctima, bajo el lema "ETA no. Paz y libertad".
Díaz García, un civil que trabajaba como cocinero en la Comandancia de la Marina de San Sebastián, fue asesinado el viernes con una bomba adosada a su coche, fue despedido por centenares de personas en la iglesia del Sagrado Corazón, donde se ofició el funeral.
El obispo de San Sebastián, Juan Maria Uriarte, dijo en la homilía que una de "las herramientas principales para la paz" es "el dialogo, que aproxima posiciones y acerca a los diferentes interlocutores sociales y políticos".
Su viuda y sus dos hijos, de 24 y 17 años, decidieron enterrar a Díaz en Hernani, Guipuzcoa, y no en Salamanca, su ciudad natal, por sus vínculos con San Sebastián, donde vivía desde hacía 40 años y era conocido por su afición a la pelota vasca y su participación en actos gastronómicos y culturales.
De forma contemporánea a la marcha antietarra de San Sebastián, miles de personas se manifestaron en esta ciudad, así como en Bilbao y Vitoria, convocadas por HB bajo el lema "Por la soberanía y la paz".Con pancartas en las que se leía "La soberanía es la paz" escrito en vasco, los manifestantes profirieron gritos a favor de la independencia y la amnistía para los presos etarras (cerca de 500).
La manifestación que HB había convocado al mismo tiempo en Pamplona fue suspendida luego de que las autoridades les prohibieran exhibir fotografías de cinco políticos de un modo considerado "injurioso". Las fotografías eran de José Maria Aznar, Primer Ministro, Miguel Sanz, presidente del gobierno autónomo navarro, Yolanda Barcina, alcaldesa de Pamplona, Jaime Ignacio del Burgo y Franco, quienes estaban caricaturizados con las manos derechas que simulaban el brazo en alto.
Mientras, Xabier Arzalluz, presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), se preguntó "¿Le ponen una bomba lapa porque es cocinero? ?Es que no llegan a más?. Porque puestos a hacer algo entiendo yo que debían destruir el poder contra el que están", afirmo. En el mismo sentido se manifestó ayer el ministro del Interior español, Jaime Mayor Oreja, quien dijo que 'si todos los crímenes son inútiles y absurdos, este no tiene la mínima explicación ni justificación" lo que, a su juicio, "pone de manifiesto una gran desorientación de ETA".
En un ambiente preelectoral -este año se celebrarán elecciones autonómicas en el País Vasco- Arzalluz emplazo a los militantes del PNV en la inauguración de una sede local en Vizcaya a "no dejarse engañar" por el Partido Popular (PP) de Aznar.
Los populares "van a por el euskera (lengua vasca) y van a por la enseñanza de la historia. Nos van a enseñar otra vez la historia mentirosa que nos enseñaron en la época de Franco". Los vascos "somos una nación con personalidad propia", señaló Arzalluz, quien pidió la celebración de un referéndum: 'si la gente vota que quiere seguir siendo española, lo seguiremos siendo, pero porque queremos, no porque nadie nos obliga".