CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II condenó hoy nuevamente a las parejas de hecho y de homosexuales, al afirmar que no se pueden equiparar al matrimonio tradicional, y denunció la "invasora cultura individualista" que tiende a confinar al matrimonio y a la familia en la categoría de lo privado.
"El matrimonio no es una unión cualquiera entre personas, susceptible de configurarse según una pluralidad de modelos culturales. Es un vínculo para toda la vida y por su índole natural encauzado al bien de los cónyuges y a la procreación y educación de los hijos", manifestó el Pontífice ante los jueces del Tribunal de la Rota Romana.
Juan Pablo II agregó que el hombre y la mujer encuentran en si mismos la inclinación natural a unirse y que el matrimonio es natural no porque esté causado por necesidades de principios naturales, sino porque se realiza mediante el libre albedrío.
Se quejó de que en esta sociedad cada día más secularizada se intenta reducir algo que, a su juicio, es específicamente humano (el matrimonio) al ámbito de la cultura.
"Y esto se ve de manera muy clara en los intentos actuales de presentar las uniones de hecho y las de homosexuales como equiparables al matrimonio, al que, a la vez, se le niega el carácter natural", subrayó el Pontífice.
Juan Pablo II dijo también que el matrimonio y la familia son inseparables, y que la unidad y la indisolubilidad forman parte del mismo ser del matrimonio.
El Obispo de Roma manifestó también que el matrimonio no escapa a la lógica de la Cruz de Cristo, "que exige esfuerzo y sacrificio y comporta también dolor y sufrimiento, pero no impide una auténtica y plena realización personal, en la paz y en la serenidad del espíritu".
Por ello, precisó, "el matrimonio no se puede reducir a una fáctica complementación entre personas y su duración no puede depender únicamente de la existencia de una afecto interpersonal no determinado".
Raffaello Funghini, decano del Tribunal de la Rota, instancia que decide si un matrimonio es nulo o no, dijo en su discurso que al 31 de diciembre del 2000 tenía 1.024 causas pendientes.
Estas cifras demuestran -precisó- el aumento de las causas de nulidad que son transferidas al tribunal y el mal momento que atraviesa la institución familiar.
Funghini aseguró que el mayor peligro que acecha al matrimonio es intentar "confinarlo, junto a la familia, al mundo de lo privado".