JERUSALEN.- Los barones del Partido Laborista han comenzado ya la batalla por la sucesión en el liderazgo de la formación tras la apabullante derrota sufrida por Ehud Barak en las elecciones a primer ministro de Israel, celebradas el martes.
La clase dirigente del Partido Laborista, el grueso de la militancia y buena parte de los comentaristas israelíes consideran que el anuncio de Barak de que abandona "temporalmente" la vida pública era la única salida honrosa que le quedaba tras haber sido noqueado en los comicios por el líder derechista, Ariel Sharón.
Sharón le infligió a Barak la mayor derrota electoral de toda la historia del Estado de Israel, al sacarle una diferencia de 25 puntos cuando se llevaba escrutado más del 99 por ciento de los votos. Tras el desastre los "pesos pesados" del laborismo han comenzado a presentarse como candidatos para liderar el partido y encarrilarlo, y algunos, como el presidente de la Kneset (Parlamento), Abraham Burg, o el ministro sin cartera en el último gabinete de Barak, Haim Ramón, ya han anunciado su intención de participar en la carrera por la sucesión de Barak.
Los observadores consideran que el punto de partida para cualquier dirigente laborista que aspire a hacerse con el mando del partido es abandonar toda tentación de recuerdo o de vinculación con Barak, a quien se acusa de haber establecido un sistema de mando tan personalista que al final le ha llevado a sintonizar mal con todo el mundo.
Como dice un analista del diario "Maariv", "Sharón ha ganado, esencialmente, por defecto; por el mero hecho de que no era Barak; el imponente respaldo recibido por el líder derechista se basó en algo tan simple como que había que prescindir de Barak a cualquier precio".
Y lo más doloroso para Barak es que esa opinión parecen compartirla muchos de sus camaradas laboristas, como el propio Ramón, quien señaló que el hasta ayer primer ministro de Israel "ha de soportar personalmente el peso de la derrota, pues personalista fue su forma de hacer las cosas."
En declaraciones a la radio estatal israelí, Ramón señaló que "Barak actuó con decencia y sabiduría, no sólo por decir que era el responsable de lo que había ocurrido, sino por tomar la decisión correcta" de abandonar la vida pública.
Ramón anunció anoche mismo su decisión de presentarse a las primarias para elegir al presidente del Partido Laborista, quien por extensión sería el candidato a primer ministro en unas elecciones que se presumen cercanas, ya que no pocos analistas consideran que el gobierno que forme Sharón carecerá de la consistencia necesaria para resistir largo tiempo.
Pese a que intentó ser benévolo con el que hasta ayer fue su líder, Ramón no pudo evitar un comentario crítico al señalar que ya hace seis meses le había avisado a Barak de la catástrofe que se avecinaba, según indicaban los sondeos de opinión de los que disponía el Gobierno y el partido.
"Durante mucho tiempo he representado una alternativa a la forma de gestionar los asuntos públicos encarnada por Barak, en el ámbito diplomático, en el ámbito socioeconómico y en comportamiento político, pero todos mis esfuerzos por intentar que Barak cambiara su forma de actuar se quedaron en nada", dijo Ramón.
De momento, Ramón y Burg, con el beneplácito de otros notables del partido, han aconsejado que el veterano Simón Peres se haga cargo de forma interina de la jefatura laborista y conduzca el proceso de selección hasta llegar a las primarias. Sin embargo, muchos analistas tienen la impresión de que Peres no se va a limitar a ser un líder de transición, sino que pretende aspirar a la candidatura laborista a primer ministro cuando se celebren las próximas elecciones.
De hecho, las manifestaciones del veterano dirigente laborista tras consumarse la derrota de Barak no dejaban lugar a dudas, pues recordó que los sondeos previos a los comicios le daban a él muchas más oportunidades de contrarrestar al "ciclón Sharón", e incluso de vencer.