JERUSALEN.- La aplastante victoria del "halcón" derechista Ariel Sharon, nuevo Primer Ministro electo de Israel conocido por su pasado de mano dura hacia los árabes, abre un periodo de incertidumbre sobre el futuro del proceso de paz.
Con más del 99 por ciento de los votos escrutados, y a falta sólo de los de los soldados y residentes en el extranjero, la diferencia de 25 puntos entre Sharon (62,5 por ciento de los votos) y el Primer Ministro saliente Ehud Barak (37,5) no deja dudas sobre la opción de los ciudadanos israelíes.
Ahora está por ver si el vencedor es capaz de cumplir el eslogan central de su campaña electoral, "Sólo Sharon traerá la paz", algo que a priori parece muy difícil en base a las ideas del líder del Likud para llegar a un acuerdo con los palestinos. Aunque destacados dirigentes palestinos, como el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yaser Arafat, han tratado de mostrarse distantes y fríos respecto a los comicios israelíes -"un asunto interno"- y han declarado su disposición a seguir negociando con el nuevo primer ministro, la procesión va por dentro.
"Es el acontecimiento más estúpido de la historia del Estado de Israel", fue la emocional reacción del ministro palestino de Información y negociador, Yaser Abed Rabó, a la victoria de Sharon, cuya amplitud ha sorprendido tanto en Israel como en la Autonomía Palestina. Los palestinos han advertido de que cualquier reanudación de las negociaciones de paz deberá partir del punto en que éstas se interrumpieron en las recientes reuniones de Taba y, según la declaración final de esa cita, "nunca la paz estuvo tan cerca".
Pero Sharon ha situado el punto de partida los conocidos dogmas de la derecha nacionalista israelí: el mantenimiento de Jerusalén unida como "capital eterna" de Israel, la permanencia de todos los asentamientos judíos diseminados por Gaza y Cisjordania, y el control israelí sobre zonas estratégicas para su seguridad como el valle del Jordán y los altos del Golán conquistados a Siria. Y así lo reiteró en el discurso que pronunció ante sus partidarios después de aplastar a Barak.
Sharon "está soñando si cree que podemos hacer la paz a su estilo, manteniendo la ocupación de Jerusalén, los asentamientos y el Valle del Jordán ocupado. ¿De qué vamos a hablar?", se preguntó el jefe negociador palestino, Saeb Erekat.
También apeló Sharon a los palestinos a poner fin a la violencia para reanudar las negociaciones de paz, pero los líderes de la Intifada de Al Aksa -que el "halcón" del Likud encendió con su visita a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén el 28 de septiembre pasado- han anunciado su intención de seguir la lucha. Desde la comunidad internacional, la cauta reacción ante la llegada al poder en Israel del "bulldozer" Sharon es de animarle a seguir el camino de la paz iniciado por sus predecesores.
Pero no será posible comprar la paz a precio de saldo, ofreciendo a los palestinos un Estado sobre el 42 por ciento de los territorios ocupados, como ha advertido Sharon, ni poner fin al levantamiento palestino sin dar nada a cambio, por lo que el temor es que se produzca una escalada de la tensión. Sin embargo, Sharon ha sido elegido con el decisivo apoyo de los sectores opuestos a cualquier concesión a los palestinos, como los colonos, que han votado unánimemente por él.
Pero también se han sumado aquellos que quisieron castigar a Ehud Barak por sus iniciativas de paz, con excesivas concesiones desde el punto de vista israelí, que además desembocaron en el fracaso. Y en ese sentido, muchos israelíes, incluso de la izquierda, han querido castigar con su voto a los palestinos y a Arafat por haber respondido con violencia a las supuestamente "generosas" ofertas de Barak.