BELGRADO.- En menos de cuatro meses, el ex Presidente yugoslavo Slobodan Milosevic pasó a convertirse de un gobernante todopoderoso a prácticamente un prisionero a la espera de ser sometido a juicio.
La única tarea pendiente es conocer a ciencia cierta el tribunal que le tocará juzgarlo y cuáles serán los delitos que se le imputarán.
En torno a su figura, se cierne un encendido debate sobre si el ex Presidente de Yugoslavia deberá ser entregado al Tribunal de Crímenes de Guerra de las Naciones Unidas o si lo someten a la justicia en su país natal por una serie de acusaciones, que incluyen atrocidades de guerra.
Agobiado por las presiones de la comunidad internacional para que extradite a Milosevic, el nuevo gobierno democrático yugoslavo, pondera la posibilidad de ordenar el traslado del ex líder al tribunal de la ONU en La Haya, Holanda.
Estados Unidos le ha indicado a las autoridades yugoslavas que debe empezar a cooperar con el tribunal de la Haya para el 31 de marzo o de lo contrario verá esfumarse un paquete de ayuda financiera de 100 millones de dólares.
A pesar de ello, muchos funcionarios se oponen a tal idea y sostienen que enjuiciar a Milosevic en La Haya lo transformará en un héroe y mártir.
Muchos habitantes en Serbia, la principal república en la Federación Yugoslava, todavía recuerdan con estupor la campaña de bombardeos aéreos que emprendió la OTAN en 1999 para forzar la salida de las tropas yugoslavas de la provincia de Kosovo.
"No queremos que en nuestro país... los sospechosos de crímenes de guerra pasen a convertirse en mártires o héroes", declaró este miércolesd el Canciller de Yugoslavia, Goran Svilanovic. ¶
