MOSCU.- El secretario general de la OTAN, George Robertson, aseguró este miércoles a Rusia que no debe tener miedo de Occidente, sino de las amenazas comunes, y explicó que el mundo de hoy no tiene nada que ver con el de la Guerra Fría.
Robertson citó entre los peligros que acechan al mundo actual el terrorismo y "la debilidad de algunos Estados", en una alusión sin sutilezas a la Rusia que ha quedado tras la desintegración de la URSS y del caos de los diez años posteriores.
Con este mensaje pronunciado en el Instituto de Relaciones Internacionales, Robertson redondeó dos días frenéticos en Moscú que calificó como un "punto de inflexión" y un "hito" en las relaciones Rusia-OTAN. Su intervención, completada con todo un rosario de entrevistas en prensa, radio y televisión, prolongó el eco de la propuesta rusa 24 horas antes para la creación de un sistema de defensa antimisiles en Europa alternativo al polémico proyecto de Estados Unidos.
El Presidente ruso, Vladímir Putin, y otros altos cargos revelaron el martes detalles del plan anunciado un año antes sobre un escudo europeo en prevención de ataques potenciales. Como elementos principales de la propuesta, el Kremlin dijo que sería más barato que el de EEUU, móvil en lugar de fijo y sobre todo que no obligaría a revisar el tratado ABM Moscú-Washington de 1972, considerado como la piedra angular del proceso de desarme nuclear.
Para Rusia, el proyecto de Defensa Nacional de Misiles (NMD) de EEUU es un despilfarro con su presupuesto de más de 60.000 millones de dólares y "violaría" el ABM, que prohíbe expresamente la defensa de todo el país como una de las claves de la disuasión.
Fuentes diplomáticas occidentales consideraron la propuesta de "asalto para dividir a la OTAN" o "intento de demostrar que (Rusia) todavía es una gran potencia", aunque al menos dos diarios rusos dijeron que todo se debe a que "Rusia necesita la Guerra Fría" y "un enemigo". Pero frente a la legendaria obsesión del Kremlin por el supuesto plan de Occidente "para que Rusia hinque la rodilla", reiterada hoy mismo de nuevo en comentarios oficiosos, el secretario general de la OTAN se esforzó por hacer de médico psiquiatra.
"Europa está creciendo más unida que nunca, (y) la receta para nuestra nueva Europa es cooperación, integración y asociación", dijo Robertson al tender una mano a Moscú. Robertson reconoció que corresponde a los dirigentes rusos "definir los intereses" del país, pero añadió con calma: "Deseo animarles a ustedes a que graben en sus mentes y en sus corazones esta receta de cooperación y asociación".
En su discurso, Robertson articuló la esencia de su viaje a Moscú y el trasfondo que destilan las inquietudes del Kremlin, basadas en una "paradoja" básica: si el "archienemigo" occidental ya no existe y la Guerra Fría es "caduca", Rusia no debe seguir con recelos. Todo es completamente al revés de como se ve en Moscú, según dijo, al afirmar que la OTAN no es sólo un sistema de defensa colectiva como lo fue el Pacto de Varsovia.
Robertson lo resumió así: "La OTAN era, y es, la expresión de algo más amplio y profundo, una comunidad voluntaria de seguridad entre Europa y América del Norte, un destino y un compromiso comunes hacia los valores, que ahora se ven como universales, de la democracia, la libertad individual, la economía libre y el estado de derecho".
El secretario general de la OTAN, quien prometió "estudiar" con todo detenimiento la propuesta de "escudo europeo", también puso en evidencia la contradicción rusa al oponerse a la ampliación de la Alianza por entender que "amenaza" los intereses del Kremlin. "¿Cómo puede ser una amenaza?", se preguntó escépticamente, y se contestó a sí mismo y a los rusos con el recordatorio de que Moscú firmó en 1997 un Acta Fundacional de asociación con la OTAN.
Para el secretario general de la Alianza, Rusia no sólo no debe temer nada, sino que ganaría mucho si cambiara su "percepción" sin recurrir, como hacen frecuentemente sus políticos y sobre todo sus militares, al espectro de la Guerra Fría y la carrera armamentista.
Según Robertson, quien abandonó Moscú tras intentar sembrar un nuevo clima de confianza que a juzgar por las declaraciones rusas tardará en dar frutos, el momento verdaderamente "histórico" de su visita fue el reconocimiento del Kremlin de que hay "amenazas comunes". Estos peligros, que incluyen la proliferación de tecnología de misiles en países "irresponsables" (Irak, Irán y Corea del Norte), aparecieron hoy en un mapa filtrado por fuentes oficiales.
El diario "Izvestia" publicó un esquema del escudo ruso propuesto en el que identificó con flechas y cohetes los "puntos" desde donde podría eventualmente provenir un ataque a Europa: Libia, Irán, Irak y Corea del Norte.