MOSCU.- Funcionarios rusos desestimaron este miércoles el arresto en Estados Unidos de un agente de la FBI acusado de espiar para Moscú, pero comentaristas de medios de prensa hablaron de incompetencia o de traición en los servicios de seguridad del país.
La mayoría de los analistas concordaron en que es improbable que el escándalo, que coincide con el arresto de un presunto espía ruso en Suecia, sacuda en gran manera a la comunidad de inteligencia rusa respaldada por el Presidente Vladimir Putin, quien fue otrora un ex espía de la KGB.
Pero, a la vez, los analistas se mostraron divididos en torno a si el arresto del agente de la Oficina Federal de Investigaciones, Philip Hanssen, podría perjudicar las relaciones ruso-estadounidenses, en momentos en que el Presidente George W. Bush ha comenzado a evaluar su estrategia hacia Rusia.
Hanssen, de quien se sospecha trabajó como "topo" (espía infiltrado) de Moscú durante los últimos 15 años, fue capturado el domingo después de que supuestamente depositó un paquete con información secreta en un parque de Virginia.
Un portavoz del servicio de inteligencia ruso FSB, Boris Labusov, dijo en televisión: "Jamás comentamos en torno a si una persona específica tiene o no relaciones con los servicios especiales rusos". Pero hablando en términos generales, mientras exista el Estado hay ciertos intereses y es necesario que se les proteja, por lo cual habrá inteligencia. Y en tanto exista la inteligencia habrá servicios de contrainteligencia y revelaciones inevitables", agregó.
Pero en el periódico de la Internet Vesti (www.vesti.ru), el prominente columnista Lev Bruni citó a funcionarios estadounidenses diciendo que el arresto de Hanssen fue posible después de que Estados Unidos obtuvo "expedientes originales", no especificados, de los servicios de seguridad rusos.
"La interrogante es cómo los estadounidenses se hicieron con esos documentos y quién en los servicios secretos rusos los entregó al hombre apodado Ramón", escribió Bruni, haciéndose eco de las conjeturas en algunos medios sensacionalistas rusos de que la inteligencia estadounidense puede tener su propio topo en Moscú.