WASHINGTON.- La senadora Hillary Rodham Clinton declaró este jueves que "no tuve ninguna participación en los perdones que fueron o no otorgados" por su esposo antes de que dejara la presidencia, el 19 de enero pasado.
En conferencia de prensa, la ex primera dama además dijo estar "muy decepcionada" al enterarse de que su hermano había recibido 400.000 dólares por gestionar ante su esposo el perdón y la clemencia de dos de sus clientes, convictos de narcotráfico y fraude.
Pero la senadora Clinton evadió las preguntas de los periodistas en torno a los perdones otorgados por su esposo horas antes de abandonar la Casa Blanca, y dijo a los periodistas que deberían plantear el tema al ex Mandatario y a sus ayudantes. Especialmente se negó a responder a la posibilidad de que Bill Clinton debería comparecer voluntariamente ante las comisiones legislativas que investigan los perdones.
La ex primera dama dijo que la semana pasada oyó rumores sobre la participación de su hermano en los perdones, aunque no les hizo caso, y dijo que se enteró de la verdad el lunes por la noche, cuando fue al cine. Agregó que se sintió "desolada y anonadada y extremadamente decepcionada".
Agregó que desde entonces no ha hablado con su hermano, ni desea hacerlo. La polémica se suma al perdón que su esposo otorgó al multimillonario prófugo Marc Rich y a su socio Pincus Green. Rich, acusado de no pagar 48 millones de dólares en impuestos, huyó del país en 1983, renunció a la nacionalidad norteamericana y se refugió en Suiza, donde las autoridades se negaron a extraditarlo a Estados Unidos.
Por otra parte, fuentes legales dijeron hoy a The Associated Press que el tesorero de la campaña electoral de la senadora Clinton ayudó en el otorgamiento de dos perdones presidenciales a dos felones convictos.
El tesorero, el abogado neoyorquino William Cunningham, es socio de bufete del colaborador de Clinton y asesor Harold Ickes. Agregó que Ickes le refirió el caso de los dos felones de Arkansas una semana antes que el Mandatario abandonara la Casa Blanca.
"Harold no hace este tipo de trabajo, y somos socios de bufete, por lo que Harold me pidió que hablara con ellos", dijo Cunningham a la AP en una entrevista. "Le dije que me encantaría examinar el caso y presentar las solicitudes" legales, agregó.
Según Cunningham, su bufete y el de Ickes recibieron 4.000 dólares por preparar y enviar las solicitudes al Departamento de Justicia. Agregó que ninguno de ellos se puso en contacto con la Casa Blanca ni hablaron de los perdones con Hillary Clinton o el ex Presidente Clinton.
Cunningham no cree que su papel como tesorero de la campaña electoral de la senadora Clinton en Nueva York el año pasado tuvo efecto alguno en la decisión presidencial de perdonar a sus clientes. "Mi relación es realmente con la senadora Clinton, y no con el Presidente", dijo Cunningham. "Estas solicitudes fueron atendidas en base a los méritos propios del caso de que estas personas deberían ser perdonadas, y el hecho de que sus peticiones fueron preparadas por mí es algo realmente independiente", agregó el abogado.