SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, México.- El gobierno del sureño estado mexicano de Chiapas anunció este viernes que destinará 1.600 agentes para un dispositivo que resguarde la seguridad de una marcha de jefes zapatistas que parte el domingo hacia la ciudad de México para promover derechos indígenas.
Pablo Salazar, gobernador del empobrecido estado, dijo que movilizará elementos de la policía municipal, estatal y de tránsito, así como cuerpos de rescate y bomberos, mientras los rebeldes se desplacen por Chiapas.
Una delegación de 24 "comandantes" rebeldes, encabezada por su jefe político, el subcomandante Marcos, iniciará el domingo la marcha -parte en vehículo, parte caminado- que se tiene previsto llegue a la ciudad de México el 11 de marzo.
Será la primera vez que Marcos y los jefes del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) salgan de sus escondites en la selva chiapaneca desde que se levantaron en armas hace siete años en demanda de más derechos y autonomía.
Los rebeldes del EZLN saldrán la mañana del sábado de su campamento en el poblado de La Realidad hacia esta ciudad colonial y el domingo por la mañana partirán hacia Juchitán, una cuidad en la costa del vecino estado de Oaxaca.
En una conferencia de prensa, Salazar, gobernador del Chiapas por una coalición de partidos de izquierda y derecha, dijo que optó por establecer el dispositivo a raíz de que la Cruz Roja Internacional decidió no acompañar a los zapatistas en su caravana.
"Preocupados por la negativa de la Cruz Roja a participar, el gobierno del estado decidió este operativo sin pretender sustituir al organismo internacional", dijo Salazar.
El martes pasado, la Cruz Roja Internacional decidió no acompañar a los zapatistas durante su marcha, que pisará 12 estados del país durante 15 días. La decisión del organismo internacional desató tensión entre el EZLN y el gobierno del Presidente Vicente Fox, a quien los rebeldes responsabilizaron de la negativa de la Cruz Roja. Fox negó la acusación.
La semana pasada, ganaderos chiapanecos amenazaron con entorpecer la salida de los zapatistas de Chiapas, tras acusarlos de un despojo de 80.000 hectáreas. El objetivo principal de la marcha zapatista a la capital es reunirse con legisladores para conversar sobre la aprobación de una iniciativa de ley sobre derechos y cultura indígenas.
La reunión es vista como un paso que ayudaría a que se reanude el diálogo de paz con el gobierno federal, suspendido desde septiembre de 1996.
