JERUSALEN.- El partido de derecha Likud, que encabeza el electo Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, comenzó a negociar este martes la futura coalición con sus aliados naturales, los ultranacionalistas y los religiosos ortodoxos, después de que los laboristas decidieran sumarse a su próximo gobierno de unidad nacional.
Las negociaciones con los aliados naturales de Sharon comenzaron en la oficina del alcalde de Jerusalén y destacado dirigente del Likud, Ehud Olmert, y en medios del primer ministro electo manifestaron la voluntad de concluirlas en el plazo de una semana.
El Comité Central del Partido Laborista decidió incorporarse al futuro "gobierno de unidad nacional" anoche, tras un tormentoso debate y con el voto a favor del 67 por ciento de sus miembros, mientras que el 33 por ciento se opuso. Entre los aliados naturales de Sharon figuran, entre otros, la formación política ultraortodoxa sefardí Shas, el Partido Nacional Religioso (PNR), el frente Unión Nacional-Israel es Nuestra Casa (una alianza de ultranacionalistas e inmigrantes rusos).
Los ministros laboristas del Gobierno saliente -encabezados por su líder temporal, Shimon Peres, y en ausencia del jefe del Ejecutivo saliente, Ehud Barak- se reunieron esta mañana para estudiar las decisiones del Comité Central.
Este organismo decidió, entre otras cosas, que será el que elija el próximo jueves -o tal vez a comienzos de la próxima semana- en votación secreta a los ocho laboristas que se desempeñarán como ministros en el Gobierno de Sharon, quien en las elecciones del pasado día 6 de febrero derrotó en forma rotunda a Barak.
Esa decisión significa que, en teoría, cualquier miembro del Comité Central del Partido Laborista puede ser elegido ministro, lo que -según los observadores- "hace temblar" a los actuales responsables de carteras que se consideran candidatos seguros a formar parte del próximo gobierno.
A su vez, fuentes del Likud dijeron que ese partido no ha de interferir en la elección de los ministros, pero manifestaron su esperanza de que los laboristas "actúen en forma responsable" a la hora de elegir a los titulares de Defensa y de Asuntos Exteriores.
Esas dos carteras estarán en manos de laboristas, y como sus responsables se perfilan, respectivamente, el general retirado Benjamín Ben-Eliezer, y Peres, los favoritos de Sharón.
El primer ministro electo dejó claro este martes que, después de que el Comité Central del Partido Laborista decidiera elegir a los ocho ministros en votación secreta, él no se compromete a aceptar a cualquier candidato para el cargo de titular de Defensa.
En medios del Likud dijeron que "se trata de un cargo delicado, que obliga a que el candidato sea aprobado por el primer ministro". Pero los aliados naturales de Sharon ya han lanzado "la guerra de carteras", y el líder del Partido Nacional Religioso, Isaac Levy, manifestó hoy que su formación política exige el Ministerio de Educación en el gobierno de unidad, y que él mismo es candidato para el cargo.
Por su parte, el diputado Meir Shitrit afirmó que "el Likud no renunciará a la cartera de Educación porque la considera muy importante", y pidió ese cargo para sí en caso de no ser nombrado titular de Hacienda.
En cuanto al desgarrado Partido Laborista, la pregunta es qué será de sus destacados dirigentes -entre ellos algunos ministros del Gobierno saliente de Barak- que ayer votaron en contra de que su formación política se incorpore al próximo Ejecutivo de Sharon.
Entre ellos están los ministros Yosi Beilin (Justicia), Shlomo Ben Amí (Asuntos Exteriores) y Yael Tamir (Inmigración), así como Abraham Burg (presidente del Parlamento) y Yael Dayán (diputada).
Una posibilidad a la que hizo referencia -en declaraciones a EFE- la catedrática y destacada diputada del frente pacifista de izquierda Mérets, Naomi Hazán, es que se funde un partido social-demócrata entre esa formación política y los disidentes laboristas.