BEIJING.- China chocó públicamente con la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Mary Robinson, de visita en el país, en torno al movimiento espiritual Falun Gong y desestimó su llamamiento para prescindir de los campamentos de trabajos forzados.
En este sentido además, el gobierno de Beijing calificó a Washington de hipócrita por afirmar en su informe anual sobre el tema, divulgado el lunes, que el historial de derechos humanos de China empeoró durante el año pasado.
Asediada por críticas de todas partes -de Washington, las Naciones Unidas y muchos grupos de defensa de los derechos humanos, mientras trata de conseguir la sede de los Juegos Olímpicos de 2008- China lanzó un contraataque en una diversidad de frentes.
Beijing se mofó del llamamiento de Robinson para eliminar los campamentos de trabajos forzados a los que puede confinar por períodos hasta de tres años, sin juicio, a drogadictos, prostitutas, disidentes y miembros del Falun Gong.
Además, fustigó con virulencia el reporte anual del Departamento de Estado al Congreso y ripostó con una extensa enumeración de los males sociales en Estados Unidos. "Esta es una medida típica que muestra el doble estándar estadounidense en materia de derechos humanos", dijo la cancillería en un comunicado en el que acusó a Washington de "ir tan lejos hasta emprender la abierta defensa de la perversa y antihumana secta del Falun Gong".
Un funcionario dijo que los campamentos chinos de "reeducación a través del trabajo" son un medio compasivo de abordar problemas sociales y comparó su campaña contra el proscrito Falun Gong con una guerra antidrogas. "Las autoridades tratan a esa gente que recibe reeducación de la misma manera en que los maestros tratan a sus estudiantes, como los médicos tratan a sus pacientes y como los padres tratan a sus hijos", dijo Liu Jing, jefe de la Oficina del Consejo Estatal para la Prevención y Manejo de Sectas.
"Me parece que su problema (de Robinson) es que ella no comprende muy bien a la secta Falun Gong", dijo Liu refiriéndose al llamamiento de Robinson para abolir los campamentos laborales, en los que, según su informe, hay unos 5.000 miembros del movimiento bajo confinamiento.
"La secta Falun Gong es lo mismo que una droga espiritual", dijo el funcionario en rueda de prensa. "Hace tanto daño a quienes la practican, en especial a los devotos, como las drogas".
Pero Robinson mantuvo su postura. "Está sumamente claro que se están violando los derechos humanos de miembros del Falun Gong aquí en China", dijo la funcionaria en rueda de prensa, este martes. "Mi mensaje es que es importante que las autoridades chinas tengan en mente, en todo momento, que los miembros individuales del Falun Gong tienen derechos humanos que deben respetarse, con independencia de la concepción que tenga China del propio Falun Gong", dijo.