DUBAI.- Al menos cuatro hombres armados secuestraron el jueves un avión ruso mientras volaba de Estambul a Moscú, lo desviaron a Medina, Arabia Saudita, y en esa ciudad liberaron a 40 pasajeros mientras iniciaban negociaciones con las autoridades rusas nombradas por el Presidente Vladimir Putin para superar el episodio y también con los representates sauditas.
El avión Tupolev 154, de la empresa Vnukovskiie Avialinii, con 162 pasajeros a bordo, la mayoría rusos, y 12 tripulantes, se encuentra detenido desde hace horas en Medina, la ciudad santa para los islámicos de Arabia Saudita.
Las autoridades sauditas informaron que los captores libraron a 40 rehenes, todos mujeres y niños, entre ellos un bebé. El asistente del vuelo Aleksandr Khromov resultó "gravemente herido" por un arma blanca durante un forcejeo con los aeropiratas, confirmó Aleksandr Klimov, director general de la empresa de aviación.
Según la agencia rusa Ria-Novosti resultaron heridos otros tres pasajeros.
La maniobra tiene como presunto trasfondo la guerra de Chechenia, ya que los piratas habrían reclamado el fin de la intervención de Rusia en el Cáucaso, además del dinero solicitado a cambio de la liberación de los rehenes.
Según fuentes turcas, se trata de chechenos -trascendió el nombre de los hermanos Arsaiev, ligados a la guerrilla islámica separatista- que portan granadas y otras armas.
Sin embargo, el Presidente de este país, Aslan Masjadov, negó toda relación de las "estructuras oficiales" de Chechenia con "este incidente", informó la agencia Chechen Press. "La captura de rehenes no es nuestro método de lucha", dijo Masjadov, mientras la agencia mencionó la posibilidad de que los rebeldes respondan a grupos aislados o inspirados en Rusia en nombre de la "propaganda anti-chechena".
Entre las informaciones oficiosas que circularon en la jornada, trascendió desde la propia compañía aérea que el pedido principal es político: el retiro de las tropas militares rusas en Chechenia. Mientras que fuentes sauditas cercanas a los negociadores mencionaron la exigencia de dinero y la liberación de algunos familiares chechenos arrestados recientemente por las fuerzas de Moscú.
Las negociaciones comenzaron de inmediato, pero oficialmente no trascendió precisión alguna sobre los reclamos de los aeropiratas. "Tenemos un equipo que negocia con el grupo según la reglas apropiadas. La crisis se encamina hacia una solución, si Dios quiere", afirmó el director de la Aviación civil saudí, Ali al Khalaf.
Los primeros momentos del secuestro se vivieron con una altísima tensión, inmediatamente después del decolaje del vuelo directo Estambul-Moscú. Los representantes de la compañía aérea mencionaron un forcejeo en la cabina del piloto, seguida de una repentina pérdida de altura de la aeronave, aunque reencausada a tiempo por los profesionales.
La mayoría de los pasajeros son pequeños comerciantes que comprar mercadería variada a bajo costo en Turquía para revender en Rusia o Turquía. Inicialmente el avión se había desviado hacia Egipto y Siria, países que no otorgaron el permiso de aterrizaje pero, finalmente, Arabia Saudita lo ofreció sólo "por motivos humanitarios", precisó una fuente de Riad.
El Presidente Vladimir Putin, de vacaciones en Siberia desde hace unos días, formó un equipo de crisis y sigue la situación minuto a minuto. También ordenó a su canciller Igor Ivanov, quién se comunicó con las autoridades sauditas, que adopte un línea dura.
"El avión, con todos los pasajeros, tiene que regresar a Rusia y los terroristas deberán ser entregados a las autoridades rusas", dijo Ivanov a su par de Riad por teléfono, informó la agencia Itar-Tass.
En Moscú, en tanto, el canal televisivo Ort reprodujo los rumores sobre un posible ataque relámpago de parte de comandos especiales sauditas. Rusia puso a disposición también los propios comandos (los famosos equipos de Alfa de FSB, ex KGB, ya alertados), a quienes les resultará difícil obtener el permiso para desembarcar en Medina, lugar sagrado del Islam, prohibida a los no musulmanes.