WASHINGTON.- El Presidente George W. Bush confirmó el martes al recibir al primer ministro israelí Ariel Sharon, su voluntad de "actuar con tenacidad" para hacer avanzar un arreglo definitivo para el conflicto de Medio Oriente, sin imponer sus puntos de vista a las partes involucradas.
"Le aseguré al primer ministro que mi administración actuará con tenacidad para establecer las bases para la paz en Medio Oriente y que trabajará con los países de Medio Oriente para darle una posibilidad a la paz", declaró a la prensa después de un almuerzo de trabajo con Sharon.
"Pero nuestro país no forzará la paz. Facilitaremos la paz trabajando con quienes son responsables de ella", agregó el presidente estadounidense en una crítica implícita al activismo desplegado por su predecesor Bill Clinton en el asunto, particularmente en sus últimos meses en el poder.
Interrogado sobre Jerusalén, cuya división había sido sugerida por Clinton, Bush declaró que el estatuto de la ciudad santa "será en definitiva determinado por las partes interesadas".
Sin embargo recordó que había prometido durante su campaña presidencial la mudanza de la embajada estadounidense desde Tel Aviv a Jerusalén. "Dije que emprenderemos el proceso de desplazar nuestra embajada hacia Jerusalén", declaró.
Refiriéndose recientemente a esta promesa ante una comisión parlamentaria, y calificando a Jerusalén como "capital de Israel", el secretario de Estado, Colin Powell, suscitó una ola de protestas en los países árabes.
Bush afirmo haber tenido una "muy franca y positiva conversación" con Sharon durante el almuerzo de trabajo, que se prolongó con entrevistas en el despacho oval de la Casa Blanca.
Por su parte, Sharon calificó estos intercambios como "muy constructivos y francos". Confirmó su compromiso en favor de la paz, pero subrayó que ésta pasa por el retorno de la seguridad para los israelíes y reafirmó su postura de no ceder ante el terror.
"En Israel estamos todos comprometidos con (la búsqueda de) la paz (...) Pero lo primero y principal es restablecer la seguridad para todos los israelíes", declaró.
Interrogado por la prensa acerca de su negativa a negociar bajo amenazas de violencia, Sharon afirmó: "No lo hablé con el presidente. Igual que para Estados Unidos, para mí una democracia no debe ceder ante el terror, las presiones o la violencia".
Sharon se negó a decir delante de Bush si consideraba que Yasser Arafat es un peligro para la estabilidad en Medio Oriente.
"No creo tener nada que agregar a temas conocidos por todos, como lo es el proceso del terror y quién es el responsable", declaró y afirmó que considera imposible reanudar las negociaciones en tanto el líder palestino Yasser Arafat no ordene el cese de las hostilidades.
Un funcionario estadounidense que pidió el anonimato dijo que Bush coincidió con Sharon. "La primera que hay que hacer es clara. No podemos hablar de negociaciones serias en la actual atmósfera de violencia".
El funcionario dijo que para Estados Unidos, Arafat "debe hacer todo lo posible para reducir la violencia".
Desmintió sin embargo que Sharon le haya pedido a Bush que no reciba a Arafat en la Casa Blanca. Poco antes Sharon había declarado que en su conversación con Bush le había manifestado al presidente estadounidense que invitar a Arafat a Washington era "premiar al terrorismo".
Hasta el momento, Bush no ha mantenido más que una entrevista telefónica con Arafat y la Casa Blanca se ha rehusado a indicar cuándo podría invitarlo a Washington.
El funcionario estadounidense dijo que Sharon pareció receptivo a la sugerencia de Bush de que Israel atenúe el bloqueo a los territorios palestinos que impuso hace seis meses. Agregó que Sharon le dijo a Bush "que está interesado en intentarlo".
El bloqueo israelí incrementó la desocupación de los palestinos y pérdidas económicas estimadas en 11 millones de dólares por día. Israel también bloqueó las transferencias de fondos a la Autoridad Palestina las cuales suman casi 40 millones de dólares.