MOSCU.- La estación orbital MIR, orgullo del programa espacial ruso, llega al fin de su viaje y será destruida este viernes, quince años después de haber sido lanzada al espacio.
La posición de la estación espacial, de 137 toneladas, cuarenta metros de largo y con un costo de 1.500 millones de dólares, fue corregida el jueves por la mañana por última vez antes de que emprenda la caída final.
La estación recibirá la madrugada del viernes tres impulsos "mortales", dados por los motores de una nave Progress que está acoplada a MIR desde enero pasado. Los dos primeros impulsos, que le serán dados sobre el ecuador, colocarán a la MIR en una órbita provisional en la que recibirá el tercero y último impulso, más potente que los otros y que le serán transmitidos cuando se encuentre sobre el Mediterráneo. Este último impulso hará que se precipite hacia la Tierra.
Los restos de la estación, que se quemará en gran parte al entrar en la atmósfera, caerán en pleno océano en una zona de unos 200 km de ancho por 6.000 km de largo, entre Nueva Zelanda y Chile. Unos 1.500 pedazos, de un peso total de aproximadamente 20 toneladas, caerán en el Pacífico 45 minutos después de que MIR reciba el último impulso, a eso de las 06.20 GMT del viernes.
Algunos de esos pedazos pueden llegar a pesar 700 kilos, es decir un peso equivalente al de un pequeño automóvil, y llegarán a Tierra a una velocidad que les permitiría atravesar un muro de hormigón de dos metros de espesor.
Las autoridades del sector espacial ruso afirman que los riesgos de la operación de destrucción de la MIR son mínimos, aunque no que todo peligro esté totalmente descartado. De hecho, los países que podrían ser concernidos si ocurriera un accidente no ocultaron su preocupación.
Japón, que se encuentra en la trayectoria de descenso de la MIR, aconsejó a sus habitantes que permanezcan en su casa durante el paso la estación, apróximadamente 40 minutos. Las autoridades de la isla de Pascua, en Chile, también manifestaron su inquietud. "Una vez que el aparato entre en la atmósfera prácticamente desintegrado, no sabemos si vamos a recibir en la isla más de un pedazo", declaró el miércoles el gobernador de Pascua, Alfredo Tuky Pate.
El personero indicó que la Fuerza Aérea de Chile (FACH) sugirió a las compañías de aviación que cubren la zona concernida por la caída de la estación espacial que suspendan sus vuelos entre el jueves y el viernes.
En Nueva Zelanda, cinco vuelos internacionales que atraviesan el Pacífico serán atrasados el viernes por precaución, mientras las autoridades australianas organizaron un dispositivo de emergencia, pese a que afirman que confían en el buen desarrollo de las operaciones.
Por su parte, los rusos se preparan con pesar a decir adiós a la estación la MIR, símbolo del éxito de su país en la conquista del espacio. "Tenemos ganas de pedir perdón a la estación por no haber sabido salvarla", declaró el ex cosmonauta ruso Guennadi Strekalov, que realizó cinco vuelos espaciales, dos de los cuales a la MIR.
"Este no es sólo el fin de la MIR, es también el fin de toda una parte del programa espacial ruso", lamentó Strekalov, estimando que la Estación Espacial Internacional (ISS) no ofrece a los rusos las mismas posibilidades de investigación que su sucesora.
La ISS, en el que Rusia participa junto con Estados Unidos y otros 16 países, es en cierta medida causa del abandono de la MIR, dado que los rusos no tienen los medios financieros para sostener dos proyectos tan costosos. Varios otros científicos, diputados y ex cosmonautas rusos manifestaron en las últimas semanas su oposición a la destrucción de la MIR, considerándola una pérdida irreparable.
"La destrucción de Mir es una pérdida irreparable desde el punto de vista de la investigación espacial", estimó Alexandre Laveikin, ex cosmonauta de la estación, señalando que "en la ISS, los cosmonautas rusos cumplen funciones secundarias".
"Si la estación orbital es destruida, nos veremos obligados a cerrar la industria espacial y tirar a la basura los frutos de un trabajo único", afirmó en febrero el jefe del Partido Comunista, Guennadi Ziuganov, acusando al gobierno de "traicionar los intereses nacionales" de Rusia.