BOGOTA.- El gobierno de Colombia ordenó retirar unos 3.000 efectivos del ejército de una zona selvática del norte de Colombia, en una decisión que podría facilitar la reanudación de las gestiones de paz y la creación de un enclave para la segunda fuerza rebelde del país.
"Vamos a facilitar el área para que haya un encuentro inicial de diálogo con los voceros de la presidencia y los de la guerrilla", dijo a periodistas el comandante de la quinta brigada militar, general Martín Orlando Carreño.
La primera parte del repliegue de las tropas, unos 1.000 soldados, se cumplió en helicópteros del ejército que evacuaron a los soldados hasta la ciudad de Barrancabermeja, escenario de una sangrienta guerra por su control territorial entre paramilitares de ultraderecha y rebeldes izquierdistas.
El resto de los efectivos serán evacuados entre el viernes y el sábado, según un portavoz militar.
El repliegue de las tropas podría permitir la reanudación de las gestiones de paz entre el gobierno del presidente Andrés Pastrana y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero del país con 5.000 combatientes, según analistas.
Pastrana, de 46 años y quien ha hecho de la paz su principal gestión de gobierno, busca iniciar una negociación formal con el ELN, similar a la iniciada en enero de 1999 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el principal grupo rebelde de este país.
Con sus gestiones de paz Pastrana busca poner fin a una guerra interna de 37 años, la más prolongada del hemisferio, que dejó al menos 40.000 muertos en la última década en este país de 40 millones de habitantes.
OPOSICION A NUEVO ENCLAVE
El ELN exige al gobierno como condición previa al inicio de una negociación formal de paz que le entregue el control territorial de una zona de unos 4.000 kilómetros cuadrados, un poco menor al tamaño de la isla caribeña de Trinidad.
Aunque el gobierno ha mostrado su intención de hacerlo, miles de habitantes de la zona y los temidos escuadrones paramilitares se oponen a la creación de un nuevo enclave rebelde.
Los campesinos de la zona temen que la guerrilla del ELN se convierta en una especie de "Dios y ley" después de la salida de las fuerzas militares y de policía.
La creación del enclave para el ELN --que ataca frecuentemente la infraestructura petrolera y energética del país para presionar al gobierno-- tiene oposición pese a que es menor a los 42.000 kilómetros cuadrados cedidos por el gobierno a las FARC a finales de 1998, para facilitar la negociación.
Las fuerzas de seguridad y jerarcas de la iglesia católica denuncian que en el enclave, con un tamaño que equivale a dos veces el tamaño de El Salvador, las FARC reclutan niños, esconden secuestrados, preparan a sus combatientes y trafican armas y cocaína. Pero los rebeldes niegan esas acusaciones.
Para evitar atropellos contra la población civil en la zona que pide desmilitarizar el ELN, y que es rica en yacimientos de oro, los rebeldes y el gobierno acordaron la presencia de una comisión internacional de verificación.
El ELN suspendió a comienzos de marzo las gestiones de paz con el gobierno en protesta por una ofensiva del ejército que combatió con la guardia se seguridad de los máximos líderes de ese grupo rebelde, en una zona próxima a su campamentos general de operaciones.