SKOPJE.- El jefe de la Administración de la ONU en Kosovo (UNMIK), Hans Haekkerup, expresó hoy en Skopje su preocupación ante el ataque de ayer contra un pueblo kosovar frente a la frontera de Macedonia y pidió que las autoridades de este país vuelvan a abrir los puestos fronterizos.
En una rueda de prensa conjunta con el ministro macedonio de Exteriores, Srdjan Kerim, Haekkerup expresó su respaldo al gobierno macedonio en su lucha contra los "extremistas" albanesas y reconoció que muchos de los que combaten en Macedonia proceden de Kosovo.
Sin embargo, resaltó los "efectos negativos" que ha tenido para Kosovo el cierre de la frontera con Macedonia, desde donde proviene la gran parte de los suministros para la provincia serbia, bajo control de la comunidad internacional desde junio de 1999.
Haekkerup afirmó que "la gran parte de la comunidad albanesa de Kosovo ha dado la espalda a los extremistas" albaneses en Macedonia, pero el cierre de la frontera "no fortaleza esta postura, sino al contrario".
El jefe de UNMIK anunció que el gobierno de Macedonia había aceptado abrir desde mañana la frontera para los suministradores contratados por la ONU, en lo que espera que sea un primer paso hacia la apertura total de los puestos fronterizos.
Sobre el ataque con granadas contra un pueblo dentro de Kosovo, Krivenik, frente a la frontera de Macedonia donde las fuerzas gubernamentales combaten a los guerrilleros albaneses, Haekkerup hizo hincapié en la necesidad de investigar a fondo el incidente.
En el ataque, a pocos kilómetros al norte de Skopje, murió un periodista de doble nacionalidad británica y turca.
Según los medios en idioma albanés, murieron también dos aldeanos, presuntamente civiles, y otros 20 fueron heridos, aunque la KFOR aseguró que murió sólo un lugareño y fueron heridos diez.
En todo caso, el incidente ha levantado temores de que los combates en Macedonia se extiendan a Kosovo y de que deterioren aún más las relaciones entre el gobierno macedonio y la comunidad albanesa.
Esta supone un tercio de los 2 millones de habitantes de Macedonia y cuenta con dos partidos en el parlamento, incluido uno, el Partido Democrático de los Albaneses (DPA), que participa en la coalición gobernante con dos fuerzas eslavas.
Con la intensificación de los combates desde el comienzo de la ofensiva que el gobierno lanzó el domingo pasado, la posición del DPA queda cada vez más en duda, sobre todo después del ataque de ayer.
La comunidad internacional presiona al gobierno macedonio para que negocie con los representantes albaneses, pero las autoridades insisten en acabar con la guerrilla antes de hacer concesiones políticas.
Sin embargo, como señaló en la rueda el ministro Kerim, el presidente de la república, Boris Trajkovski, ya ha emprendido contactos con los líderes de los partidos albaneses con representación en el parlamento, tanto el PDA como el Partido para la Prosperidad Democrática en la oposición.
Kerim también informó de que Trajkovski ha ofrecido al secretario general de la OTAN, George Robertson, crear una comisión internacional para investigar lo acontecido ayer en Krivenik.
El gobierno ha desmentido tajantemente que sus fuerzas fuesen los autores de este ataque.
Tanto Kerim como Haekkerup resaltaron la voluntad de "trabajar juntos como amigos" para poner fin a la violencia e impulsar la convivencia en toda la región.