MORELIA, México.- Aunque todavía faltan algunos pasos para que se reanude el diálogo de paz con el gobierno mexicano, la guerrilla zapatista está más optimistas que nunca.
"Un día va a amanecer y ese día no habrá rostros ocultos, ese día la sonrisa no se perderá detrás de una máscara", dijo el "subcomandante Marcos", jefe militar de la guerrilla zapatista, en un mensaje la noche del lunes en Morelia, una de sus bases en las montañas del sureño estado de Chiapas.
Marcos hizo alusión a los pasamontañas con los que los miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ocultan su identidad ante unos 1.500 indígenas que constituyen sus bases de apoyo.
Los jefes de la guerrilla zapatista han sido recibidos como héroes desde que regresaron el domingo a sus bastiones en Chiapas después de una insólita gira por el país que los llevó hasta la tribuna del congreso federal.
Un total de 23 "comandantes" del EZLN y el subcomandante Marcos, quienes se levantaron en armas el 1 de enero de 1994 en busca de mayor autonomía indígena, cumplieron en marzo una marcha de dos semanas hacia la Ciudad de México, el corazón del país.
Allí alcanzaron su meta de hablar el miércoles pasado ante la tribuna de la nación en el congreso para promover las "bondades" de una iniciativa de ley que promueve cambios constitucionales a favor de los 10 millones de indígenas del país.
Poner fin al conflicto
Los comandantes rebeldes realizan un recorrido por varias comunidades prozapatistas antes de su planeada desaparición en el interior de la selva Lacondona el miércoles.
En Morelia, "Marcos" dijo que se ha tomado un camino hacia la paz y el cumplimiento de sus condiciones para reanudar el diálogo de paz con el gobierno.
Concretar la aprobación de la ley indígena es una de las condiciones que pusieron los zapatistas antes de volver a la mesa de diálogo para poner fin al conflicto.
Los rebeldes rompieron las negociaciones en 1996 tras un supuesto incumplimiento del gobierno del entonces Presidente Ernesto Zedillo.
Las otras dos condiciones son la liberación de cerca de un centenar de presos zapatistas y el retiro militar de siete bases cercanas a bastiones rebeldes en Chiapas.
"Ya pronto van a quedar libres las tres posiciones militares que faltaban, ya faltan pocos presos zapatistas por liberar, ya se está discutiendo la ley (sobre derechos y cultura indígena), y hablamos en el Congreso de la Unión", dijo Marcos.
"La paz no ha llegado, es cierto, pero pudiera llegar y eso es lo que tenemos que cuidar", dijo Marcos previamente en Oventic, la mayor de sus bases.
Durante la marcha, el presidente Vicente Fox ordenó el retiro del ejército nacional de tres territorios zapatistas que aún mantenían ocupados, pues ya se habían retirado de otras cuatro posiciones en semanas anteriores.
Habitantes de Morelia rodearon a los jefes rebeldes con sahumerios de incienso y les gritaron vítores y consignas de apoyo como "¡Zapata vive, la lucha sigue!".
Emiliano Zapata fue un caudillo de la Revolución Mexicana (1910-1921) defensor de los campesinos en cuyo honor se bautizó al movimiento indígena de Chiapas.
"La lucha sigue", repetía con pasión Héctor Gómez, un indígena de nueve años que no conoce otra realidad que la guerrilla zapatista y que pronto podría conocer la paz.