HUNTSVILLE.- El asesino convicto Jason Massey se disculpó profusamente, reveló dónde había arrojado los restos de una de sus víctimas y luego fue orando hasta la cámara de gas el martes por la noche.
Massey, que soñaba ser un asesino múltiple, fue ejecutado por el asesinato de dos hermanastros hace casi ocho años.
En una prolongada declaración final, Massey se dirigió a los familiares de las víctimas y a su propia familia para pedirles perdón.
"No puedo imaginar lo que les escatimé", dijo mirando a los familiares de Christina Benjamin, de 13 años, y a su hermanastro James King, de 14. "Quiero que sepan que yo lo hice. Y lamento lo que hice".
Massey fue condenado a muerte por matar a tiros a los dos adolescentes, cuyos restos fueron hallados en una zona rural del condado de Ellis tres días después que desaparecieron de su hogar en Garrett, a unos 50 kilómetros al sudeste de Dallas.
Además de los tiros que recibió, la muchacha fue decapitada y le cortó las manos. Nunca se han hallado esos restos. También hubo evidencias de mutilación sexual.
"Quiero que sepan que Christina no sufrió tanto como ustedes creen", agregó el condenado poco antes de entrar en la cámara de gas. "Sé que ustedes quieren saber dónde están los demás restos. Los arrojé en el río Trinity".
Massey se dirigió a sus propios padres y una abuela que observaban detrás de otro ventanal y también se disculpó ante ellos. "Todo este dolor nos ha acercado más y todo este sufrimiento que hemos pasado nos ha aproximado más al Señor, que al fin de cuentas es lo que importa".
Recitó un versículo bíblico y luego las drogas letales empezaron a surtir efecto.
Massey quería emular a asesinos en serie como Ted Bundy, Charles Manson y Henry Lee Lucas, a quien conoció en la cárcel de Texas.
Fue su actitud, sumada a las evidencias en el juicio, que hicieron que un jurado del condado de Ellis tardase apenas 15 minutos antes de condenarlo a la pensa de muerte. En ese entonces, en 1994, tenía 20 años.