CARACAS.-Unas 367 personas permanecen tomadas como rehenes por segundo día consecutivo por un grupo de reos de una prisión del centro de Venezuela, que se niegan a ser trasladados a otras cárceles y protestan por los maltratos que afirman les infligen las autoridades penales y el retardo procesal de sus casos.
Quince presos del Internado Judicial de Carabobo, estado del norte central venezolano, retienen desde ayer a 260 mujeres, 67 niños y 40 hombres, sin suministro de agua ni comida, según testimonio de los propios secuestrados, algunos de los cuales afirmaron que permanecían en la cárcel "voluntariamente" y para apoyar a los reos.
Un fiscal de Ministerio Público y dos jueces penales se presentaron ayer en la cárcel para negociar con los presos, sin lograr resultados, aunque destacaron el talante pacífico de la situación.
Los reclusos explicaron a las autoridades que decidieron retener a las personas, en su mayoría familiares y amigos de la población penal, porque rechazan el traslado "ilegal" hacia otras cárceles del que serían objeto.
Agregaron que mantendrán la situación hasta que cesen los traslados indiscriminados, los tribunales aceleren el curso de sus causas y cesen los maltratos de los que son objeto por parte de los guardias de la cárcel.
Los quince reos del Pabellón Uno del Internado Judicial de Carabobo aprovecharon la hora de la visita del domingo para retener a las personas, sin que hayan utilizado la violencia para ello.
Personal de la cárcel señaló que la toma de rehenes podría ser una reacción a la requisa ordinaria que hizo el pasado sábado la Guardia Nacional (GN-policía militarizada), en la que se decomisaron cuatro pistolas, un revólver y drogas, así como armas blancas y de fabricación casera.
Las cárceles venezolanas, que llegaron a ser calificadas de unas de las más violentas del mundo, vivieron durante más de un año un período de relativa tranquilidad que se rompió hasta hace dos semanas, cuando durante un enfrentamiento entre bandas internas explotó una granada que causó la muerte de un recluso y dejó heridos a varios otros en la cárcel de Sabaneta, noroeste venezolano.
Los reos que provocaron el incidentes fueron trasladados a otras cárceles, el remedio que las autoridades locales aplican cuando la convivencia interna se torna intolerable y en prevención de nuevos actos de violencia.
La relativa tranquilidad en las cárceles venezolanas se atribuye a la entrada en vigor de nuevo Código Orgánico Procesal Penal (COPP), que permitió la salida de unos 7.000 presos y redujo el elevado hacinamiento que registraban las 33 cárceles que existen en este país.