GUADALUPE TEPEYAC.- El gobierno mexicano cumplió el viernes con una de las condiciones que los rebeldes zapatistas han exigido para reanudar el diálogo de paz, al completar el repliegue de siete bases militares en el sureño estado de Chiapas.
La salida militar de las bases de Guadalupe Tepeyac y Río Euseba, las dos últimas de siete que los zapatistas exigían fueran desalojadas, se produjo apenas horas después de una matanza de ocho campesinos en otra zona del estado, que, sin embargo, fue vinculada a posibles disputas por tierras.
El comisionado del gobierno mexicano para la paz, Luis H. Alvarez, un respetado político de derecha de 81 años, entregó las bases a la ministra de Desarrollo Social, Josefina Vázquez.
En la ceremonia de entrega, en Guadalupe Tepeyac, también estuvo presente Fernando Yáñez, comandante de los rebeldes zapatistas, que se alzaron en armas en Chiapas el 1 de enero de 1994 enarbolando el respeto a los derechos de los 10 millones de indígenas el país.
"Con estas acciones el gobierno federal avanza en el cumplimiento de las señales solicitadas por el EZLN para la reanudación del diálogo y las negociaciones de paz", dijo Alvarez durante la ceremonia.
Bases, símbolo para los zapatistas
Al amanecer del viernes, los últimos convoyes militares abandonaron los puestos militares, que prontamente fueron pintados de blanco sobre el desgastado color verde que los caracterizó por años. Ahora serán centros de desarrollo indígena por un decreto del presidente Vicente Fox.
Las posiciones flanquean el cuartel del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en la comunidad indígena tzotzil de La Realidad. Guadalupe Tepeyac es uno de los lugares más significativos para los zapatistas.
En 1995, la comandancia del EZLN huyó de la comunidad, junto con sus habitantes, para impedir que fuera aprehendido el "subcomandante Marcos", líder militar de los rebeldes, y se asentaron en La Realidad, a unos 20 kilómetros de distancia.
El comandante Yáñez dijo que consideraba "positivo" el retiro y que el EZLN emitirá una respuesta en los próximos días.
"No habrá ningún obstáculo que no pueda ser superado para alcanzar la paz en Chiapas", aseguró Alvarez, por su parte, durante la entrega, que atestiguaron también representantes de organismos sociales y de la comisión legislativa intermediaria en el proceso de paz en Chiapas.
Momento de hablar cara a cara: Fox
Las negociaciones de paz en Chiapas quedaron interrumpidas en 1996, cuando los zapatistas acusaron al entonces gobierno del presidente Ernesto Zedillo de no cumplir acuerdos previos.
El camino para solucionar el conflicto se reemprendió con la llegada al poder de Fox, un conservador que puso fin a 71 años de gobiernos unipartidistas en México y quien desde el inicio de su mandato, en diciembre, tomó medidas de distensión.
Para negociar de nuevo la paz con el gobierno, los rebeldes exigen, además del retiro de las bases, que se libere a todos los zapatistas presos -aún quedan 11- y que el Congreso apruebe una ley indígena, que Fox envió al Senado en diciembre.
"Ahora es el momento de hablar cara a cara, con honestidad y compromisos... Las puertas del diálogo se han abierto al tiempo que el conflicto está llegando a su fin", señaló el mandatario.
Nueva matanza
El retiro militar fue empañado por el asesinato a tiros el jueves de ocho campesinos a manos de encapuchados armados en el poblado de Canalcum, a unos 95 kilómetros de La Realidad.
El gobernador del Estado, Pablo Salazar, dijo a la radio Infored que el incidente podría estar relacionado con disputas de tierras, aunque no descartó riñas por tráfico de ilegales centroamericanos o narcotráfico.
El conflicto zapatista y la actividad de grupos paramilitares vinculados a gobiernos locales y caudillos del PRI ha desplazado a unas 20,000 personas de sus hogares en Chiapas, aunque en el estado también prevalecen ancestrales disputas de tierras.