MANILA.- La Presidenta filipina Gloria Arroyo declaró el "estado de rebelión" este martes, luego de que las fuerzas de seguridad frustraran un sangriento intento de golpe de Estado a cargo de simpatizantes armados de su detenido antecesor, Joseph Estrada.
La sangrienta rebelión que intentó tomar el palacio presidencial en Manila dejó hasta el momento un saldo de un policía y dos civiles muertos, además de 138 heridos y más de cien detenidos.
Estos fueron los peores enfrentamientos en Manila desde la caída del dictador Ferdinand Marcos, hace quince años.
En medio de la revuelta, la policía detuvo al líder de la oposición, el senador Juan Ponce Enrile, por su presunta responsabilidad en el complot para derrocar a Arroyo, en el gobierno desde hace tres meses.
Amo político de la oposición, entre ellos el senador Gregorio Honasan y el jefe de policía durante el mandato de Estrada, Panfilo Lacson.
La Presidenta de Filipinas dijo el martes que ordenará más detenciones "tanto a alto nivel como en mandos inferiores" entre funcionarios conspiradores, implicados en un intento de golpe de Estado.
Partidarios del ex Presidente Estrada atacaron en la noche del lunes al martes el palacio presidencial de Malacanang en Manila. Poco antes de la madrugada, los miles de manifestantes, en su mayoría jóvenes armados de garrotes y de pistolas de fabricación casera, trataron de invadir el palacio protegido por cientos de policías.
La batalla callejera que siguió provocó por lo menos tres muertos, según las autoridades y la televisión que mostró el cadáver de un manifestante.
Por orden de la Presidenta, la policía anti-motines apoyada por soldados armados dispersó el martes de mañana a los manifestantes que permanecían reunidos en las inmediaciones del palacio presidencial de Malacanang, constató la AFP.
Los soldados, situados detrás de la policía, hicieron disparos al aire a modo de advertencia, mientras que los manifestantes lanzaban piedras y palos contra las fuerzas de seguridad.
Una humareda negra era visible por encima de los rascacielos de la capital filipina donde los manifestantes enardecidos por su ataque fracasado al palacio, incendiaron vehículos y trataron de saquear las tiendas mientras huían de la policía que los dispersaba.
Unas horas después del fallido ataque al palacio presidencial, Gloria Arroyo hizo uso de la palabra en directo en la televisión para acusar a los partidarios del depuesto Presidente de haber tratado de tomar el poder.
"Habían previsto hacer caer el gobierno legítimo e instalar su propia junta", declaró la Presidenta.
Por su parte, el Ejército reafirmó públicamente su apoyo cien por ciento a la Presidenta aún cuando algunos "aliados" de Estrada hayan tratado de reclutar a "ciertos oficiales".
Temprano en la mañana, el Presidente depuesto y su hijo José Ejército, que deben comparecer ante la justicia por corrupción, habían sido trasladados a un centro de detención al exterior de Manila.
Hablando por teléfono en nombre de su padre desde el centro de detención, José Ejército había lanzado un llamado dirigido a los manifestantes y a los policías. Pero también apoyó la acción de los partidarios de su padre afirmando que ésta había tenido como objetivo el proteger la "Constitución".
En su retirada de la inmediaciones del palacio presidencial, los simpatizantes de Estrada provocaron actos de vandalismo, prendiendo fuego a una máquina excavadora, un automóvil y una moto de la policía, tres camionetas de un canal de televisión local y un automóvil particular.
En la tarde del martes, la policía continuaba la búsqueda de supuestos conspiradores, mientras que la mayoría de los manifestantes habían sido expulsados del perímetro del palacio, dejando vehículos quemados y una colección de zapatos perdidos a su paso.
