ATENAS.- El Papa Juan Pablo II instó el viernes a la reconciliación entre católicos y ortodoxos, mientras el líder religioso de Grecia se disponía a lanzar un asalto verbal contra 1.000 años de una división "nada fraternal".
En la controversial primera etapa de un peregrinaje de seis días por Grecia, Siria y Malta, el Papa dijo que es deber de los cristianos mejorar las difíciles relaciones que han asediado a ambas iglesias desde 1054.
"En los últimos tiempos se han derribado muchas barreras, pero persisten otras", dijo el Pontífice en un mensaje al Presidente griego, Costis Stephanopoulos. "Hay mucho que hacer para llevar la armonía a los cristianos en el Este y el Oeste, de manera que la iglesia pueda respirar con sus dos pulmones".
El Papa recibió antes en Atenas una discreta ceremonia de bienvenida en la que se le entregó la tradicional rama de olivo y fue acogido por niños con trajes típicos griegos.
Funcionarios vaticanos dijeron que había besado el suelo griego, su tradicional bendición al llegar a un nuevo país, en un poco de tierra que le fue presentado en una cesta, aunque mucha gente no pudo presenciar la ceremonia porque funcionarios que recibieron al Pontífice bloqueaban la visión.
La visita del Papa ha despertado una enconada oposición por parte de la predominante iglesia ortodoxa griega, aunque en su mayoría ha habido indiferencia de la gente de la calle.
Una pequeña manifestación de sacerdotes que vestían sotanas negras comenzó en una plaza del centro de Atenas, en donde algunos enarbolaron pancartas con la leyenda, "Papa, vete a casa". Una protesta más numerosa estaba programada para las próximas horas. "El ha venido a subyugar a Grecia. Quiere convertirse en el dictador de la iglesia", dijo el padre Sidiros, uno de los manifestantes.
Las autoridades de Grecia han desplegado un aparato de seguridad sin precedentes para la visita de un día, la primera de un Papa desde el Gran Cisma de 1054 que dividió a la cristiandad en sus ramas Oriental y Occidental.
Las calles de Atenas estaban, por lo general, desiertas, aunque podía verse a policías por todas partes, en un amplio contraste con las multitudes que por lo general reciben al Pontífice en los países que visita.
Para el Papa, que este mes cumplirá 81 años, el viaje es la realización de un sueño: un peregrinaje a lo largo de la misma ruta que siguió el apóstol Pablo, quien se convirtió al cristianismo en la ruta a Damasco.
Pero creyentes ortodoxos conservadores han protestado durante semanas contra la llegada del hombre al que llaman el "archihereje" y a quien culpan del cisma y una variedad de otros problemas, incluyendo la Santa Inquisición.
En una copia adelantada del mensaje que dirigirá en las próximas horas al Papa, el arzobispo griego Christodoulos dijo que persisten "heridas abiertas" desde la época de las cruzadas, una serie de guerras (1096-1291) sancionadas por el Papa para recuperar Palestina de los musulmanes.