DAMASCO.- El Papa Juan Pablo II, flanqueado por clérigos musulmanes sirios, entró este domingo en una mezquita de Damasco, convirtiéndose en el primer pontífice católico romano en visitar un templo musulmán en los 1.400 años de historia del Islamismo.
El frágil Papa, de 80 años de edad, entró caminando lentamente en el interior de la espléndida Gran Mezquita Umayyad, que contiene un monumento a San Juan Bautista. En las afueras se encuentra la tumba Saladino, que expulsó a los Cruzados de Jerusalén.
Autoridades religiosas esperan que la visita histórica lleve a las relaciones cristiano-musulmanas a un nuevo nivel. El Papa, que revolucionó las relaciones con los judíos visitando una sinagoga en Roma en 1985, se encuentra de peregrinación en Siria siguiendo los pasos del apóstol San Pablo, un judío que se convirtió al cristianismo en el camino a Damasco.
Juan Pablo II había instado el domingo en la mañana a los cristianos, judíos y musulmanes de Oriente Medio a actuar con valentía para traer la paz a la región, durante una misa celebrada en el estadio de la ciudad Abbassiyee.
"En esta tierra sagrada, cristianos, musulmanes y judíos están llamados a trabajar conjuntamente, con confianza y valentía, a trabajar para llegar sin tardanza al día en el que los derechos legítimos de todos los seres humanos sean respetados y puedan vivir en paz y mutuo entendimiento", dijo el pontífice en su homilía.
Aunque el objetivo oficial de la visita es religioso, la situación del Oriente Medio ha sido una cuestión ineludible de su viaje. Tras referirse al conflicto árabe-israelí a su llegada a Siria el sábado, el Papa volvió sobre el tema en la misa del domingo, celebrada ante una entusiasta multitud de unas 50.000 personas, muchas de ellas cristianos ortodoxos.
"Con todos vuestros compatriotas, sin distinción de comunidades, continúen infatigablemente sus esfuerzos para construir una sociedad marcada por la fraternidad, la justicia y la solidaridad, donde la dignidad de todos los seres humanos y los derechos fundamentales sean reconocidos", dijo.
La multitud dio la bienvenida al Santo Padre ondeando banderas sirias y papales, y cantando: "Te queremos, Juan Pablo", cuando éste llegó al estadio Abbassiyeen, en el corazón de la capital siria.
Miles de personas se congregaron también en las calles aledañas al estadio para ver pasar de cerca al pontífice en su "papamóvil", rodeado de una enorme caravana de vehículos. Se estima que hay 2,4 millones de católicos en Siria, país de 17 millones de habitantes.